Habían depositadas muchas esperanzas en que un cambio en la administración de los Estados Unidos, relajara las fuertes tensiones comerciales con Europa y fueran eliminados los aranceles adicionales del 25% “ad valorem” que estaban vigentes desde el 18 de octubre de 2019 y que afectaban a todos los vinos procedentes de España con una graduación igual o inferior al 14%. Y aunque las primeras noticias anunciaban que era un tema no prioritario y que, en consecuencia, debería esperar un tiempo para ser revisado. El pasado viernes, tras una conversación telefónica entre el presidente Biden y la presidenta de la Comisión von de Leyen, se anunciaba la suspensión, por cuatro meses, período que se dan las partes para estudiar una solución definitiva.
Una noticia de gran trascendencia para la Unión Europa pues el impuesto afectaba a Alemania, Francia, Gran Bretaña y España, cuyas bodegas destinaron una importante cantidad de recursos en los últimos años y al que durante 2020 exportaron 85’66 Millones de litros por un valor de 294’88 millones de euros (OeMV). Pero de gran relevancia para el comercio con la primera potencia comercial del mundo ya que supone un cambio radical sobre la política mantenida por la administración Trump que no considera socio preferente a la UE.
Las reacciones no se hicieron esperar y tanto el Ministerio de Agricultura, como el de Comercio, pasando por el sector bodegueros y organizaciones agrarias o cooperativas, o consejos reguladores; así como, prácticamente todas, las administraciones regionales, se han mostrado muy satisfechos y confiados en que los cuatros meses que se han dado las dos administraciones no sea más que la fijación de un plazo en el que dar por solucionado de manera definitiva un conflicto comercial que relegaba a la Unión Europea de su posición destacada en la política comercial de Estados Unidos.
En menor medida pero, no exenta de gran relevancia para el sector, ha sido la entrada en vigor, el pasado uno de marzo del acuerdo del acuerdo alcanzado por la UE y China para proteger del fraude, la imitación y la usurpación comercial cerca de 200 indicaciones geográficas que afectan 8 IGP vinícolas españolas: Rioja, Cava, Cataluña, La Mancha, Valdepeñas, Jerez-Xérès-Sherry, Navarra y Valencia, así como la de Brandy de Jerez.
La gran importancia que tiene en la economía mundial el gigante asiático, llamado a ocupar el primer puesto en los próximos años, como su enorme potencial de clientes, hace que sea un mercado altamente codiciado por las bodegas europeas y, si bien el peso de nuestro país sigue siendo muy bajo puesto que tan solo fuimos capaces de venderles 63’3 millones de litros por un valor de 100’9 millones de euros de los 16.300 millones de euros que representaron el total de productos agroalimentarios vendidos por la Unión Europea hasta noviembre 2020. La autenticidad y calidad que para sus consumidores suponen los productos agroalimentarios, es un valor altamente codiciado.
Dos excelentes noticias para un sector que tiene su mirada puesta en el mercado exterior como única vía de sostenibilidad y valorización de su producción y que ayudarán en la superación de la mala situación por la que atraviesan como consecuencia del cierre del canal de la hostelería y restauración en el mercado nacional. Situación que el ministro, Luis Planas, se ha comprometido públicamente a reclamar de la Unión Europea la dotación de fondos extraordinarios que vayan más allá de los específicos del Programa de Apoyo al sector, reclamando que el sector “debe asumir el protagonismo de su propio destino” para evitar la alta volatilidad de sus precios.