En un momento en el que la calles arden y los ministros de agricultura de la Unión Europea deben hacer frente en sus diferentes países a una fuerte demanda de los agricultores por un mayor control en el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria que ponga fin a la venta a pérdidas a la que, según los representantes de estos grupos de manifestantes, se les somete por parte de la industria. Adquieren mayor relevancia los datos publicados en el informe de la actividad inspectora y de control de AICA, en el ámbito de la cadena alimentaria.
En él se señala al sector vitivinícola como al que más controles (894 de los 2.371 totales) se le ha sometido. Habiéndosele impuesto 96 sanciones, la inmensa mayoría de ellos concentrados en la industria vitivinícola (83). Sólo superado por el sector de frutas y hortalizas, al que se le impusieron 165 y muy lejos del cárnico y de aceite de oliva, que los fueron con 41 y 40 sanciones respectivamente.
El incumplimiento de los plazos de pago (42) ha sido el motivo que más sanciones concentró, y en la industria vitivinícola en la que más se han producido. Con 83 sanciones: 31 en el incumplimiento de plazo de pago, 24 en no incluir todos los extremos en los contratos, 12 en la ausencia de contratos, los mismos que en las modificaciones unilaterales no pactadas y 4 en no suministrar la información requerida.
Datos que no difieren mucho del histórico acumulado desde que entrara en vigor la Ley de la Cadena Alimentaria y la inspección de la AICA en 2014. Siendo el sector vitivinícola, con 554 sanciones de las 3.708, el que, detrás del de frutas y hortalizas (1.770), más incumplimientos presenta. La inmensa mayoría de ellas, 501 a la industria; siendo el incumplimiento de los plazos de pago 379 el más infringido. 338 lo fueron a la industria, 25 a los mayoristas, 10 minorista y 6 a productores.
También en el ámbito comercial, cabe destacar el acuerdo al que han llegado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) las delegaciones de China y Australia sobre la disputa que mantenían ambos países por los aranceles que le imponían a las importaciones del vino australiano.
De esta forma se pone fin a unas cargas que han supuesto pasar de concentrar los vinos australianos cerca del 35,5% de las importaciones del país asiático, a ni siquiera aparecer entre los 10 principales países proveedores.
Y, aunque atendiendo al origen del vino importado por el gigante asiático en 2022, debiera ser Francia la que más perjudicada pudiera resultar, al ser la que mayor cuota de estas importaciones presenta, con el 46% y Chile con el 22%. El peso de la marca-país de nuestro vecino galo, o el acuerdo de bajos aranceles con el país sudamericano; nos hacen temer que puedan ser Italia y España los países que, con el nueve y siete por ciento de tasa de importación, se vean más afectados por la “reentrada” de los vinos australianos en China.
Mientras tanto, nuestras exportaciones, en tasa interanual al mes de enero, siguen cayendo tanto en volumen -0,8% y valor -1,5% en productos vitivinícola como en vino que lo hacen y el -1,8 y -2,4% respectivamente. Siendo la categoría de D.O.P. la que más sufre con caídas en volumen y valor, tanto a granel como envasados.