Muchas cuestiones para una realidad cambiante

Que los mercados no están funcionando como a todos nos gustaría resulta tan evidente como que el origen de esta situación no está tanto en el propio sector como en las circunstancias geopolíticas y económicas que nos van superando, desde la declaración de la pandemia por Covid-19 allá por el mes de marzo de 2020. Hasta conducirnos a una crisis de asequibilidad agravada por políticas monetarias restrictivas, cuyo único objetivo es el control de la inflación.

Desde aquel fatídico mes de diciembre de 2019 en el que se registró, públicamente, el primer caso Covid en Wuhan (China), todo han sido problemas que han dificultado mucho la recuperación económica y el retorno a una cierta normalidad en el comercio mundial y el consumo.

Ya sea por unos motivos u otros, el caso es que el consumo de vino en el mundo disminuye; las cosechas se ven afectadas, cayendo a niveles de hace 60 años y, aún con todo y con eso, el comercio del vino no es capaz de recuperarse y sus efectos se dejan notar con cierta preocupación en las cotizaciones y existencias.

Las medidas emprendidas, en el caso de Europa, por la Comisión Europea o por los propios Estados Miembros; no han acabado dando los resultados previstos. O sí, pero han sido insuficientes. El caso es que las cifras de consumo interno aparente en España se mantienen estables en el entorno de los 9’6 millones de hectolitros desde hace un año; mientras las exportaciones ya muestran señales de debilidad, con caídas que ya no sólo afectan al volumen, sino que comienzan a hacerlo, también, al valor.

Y, aun así, las existencias siguen disminuyendo (-10’5%) con respecto a las que teníamos hace un año. Efecto de una pérdida muy importante de cosecha. Más pronunciada en tintos (-24’3%) que en blancos (-18’4%) según los datos del último Infovi correspondientes al mes de octubre y que, en cambio, nos han llevado a comportamientos en las cotizaciones en origen de los vinos muy dispares. Con una notable revalorización en los blancos y rosados y un pronunciado estancamiento en tintos.

¿Flor de un día, el comportamiento en los gustos y preferencias de los consumidores? ¿Otra consecuencia del calentamiento global y la búsqueda de productos más frescos? ¿Tendencia de las bodegas que, ante la imposición de precios contenidos, han apostado por productos que requieran menos inmovilización y permitan una realización lo más rápidamente posible?

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