Se confirma una cosecha históricamente baja

Tras el informe publicado por la Comisión Europea (DG-Agri) del 25 de octubre sobre su estimación de producción de 153’968 Mhl y del que ya dimos una detallada información. La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ha hecho lo propio con su estimación de producción mundial.

Según se desprende de este trabajo, en el que se recoge información recopilada de veintinueve países, las condiciones climáticas extremas reflejadas en heladas tempranas, lluvias torrenciales y sequía, junto con focos importantes de enfermedades criptogámicas; han afectado gravemente a la producción mundial de vino y mosto, dando como resultado la cosecha más baja de los últimos 60 años.

Una producción mundial 2023 (excluyendo zumos y mostos) que se estima entre 241,7 Mhl y 246,6 Mhl, con un centro de la horquilla que se sitúa en los 244,1 Mhl; lo que representa una pérdida del 7% sobre el volumen del año pasado.

Llega después de una tendencia estable durante cuatro años consecutivos, cuya producción se ha movido entre los 258 Mhl del 2019 y los 262 Mhl del 2022. Se prevé que el volumen de producción de 2023 sea el menor desde 1961 (214 Mhl), cifra incluso inferior a la histórica del 2017 (248 Mhl).

En el Hemisferio Sur, todos los principales productores se enfrentaron a pérdidas cuantiosas en su cosecha: Uruguay (-34%), Brasil (-30%), Australia (-24%), Argentina (-23%), Chile (-20%), Sudáfrica (-10%) y Nueva Zelanda (-6%). Dando como resultado una de las cosechas (45 Mhl, -19%) más cortas de los últimos veinte años en esta mitad del mundo. Teniéndonos que remontar hasta el 2003 para encontrar un volumen similar (44 Mhl)

En el Hemisferio Norte, fuera de la Unión Europa, sólo EE.UU. (12%) y Suiza (4%) consiguen alcanzar cifras positivas. Similar situación a la que experimentan, dentro de la UE, Rumanía (15%), Portugal (8%), Luxemburgo (8%), Bulgaria (7%), Eslovenia (6%), Alemania (1%) o Hungría (1%). Con pérdidas tan considerables como las de Grecia (-45%), Croacia (-41%) o Malta (-32%); o tan relevantes, por la importancia que tienen en la producción mundial, de España (-14%) e Italia (-12%); junto a la estabilidad que ha demostrado Francia.

Sin embargo, en un contexto donde el consumo global está disminuyendo y las existencias son altas en muchas regiones del mundo. La baja producción esperada podría traer equilibrio al mercado mundial.

Especialmente cuando, según el último informe de la Comisión Europea, las exportaciones de vino y productos a base de vino de la Unión Europea a terceros países se congelaron en valor (10.278 M€) en los siete primeros meses de 2023, en relación al año anterior (10.241 M€). Mientras la cerveza ve aumentar sus cifras de facturación en 359 M€ (6%), hasta alcanzar en esos siete meses un importe de 6.618 M€.  Y las bebidas espirituosas y licores agravaban su descenso en valor hasta el 5%, pasando de 5.465 M€ a 5.206 M€.

O ya ciñéndonos al ámbito nacional, los últimos datos de exportación, correspondientes al mes de agosto, en los que, a la ya habitual reducción en el volumen, se ha venido a sumar ahora la del valor. Con disminuciones del 2’6% para el total de productos vitivinícolas y del 2’3% si hablamos sólo de vino. Porcentajes inferiores al 6’8% y 2’7%, respectivamente, en los que han bajado los volúmenes.

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