El MAPA ha dado a conocer estos datos tras analizar junto a los representantes del sector el cierre de la pasada campaña vitivinícola y el inicio de la actual 2023/2024. La producción de vino estimada, según los datos compartidos por el Ministerio y el sector, unida a unas existencias de cierre de la campaña anterior de 36,5 millones de hectólitros, arrojan unas disponibilidades de vino para la nueva campaña de 67,3 millones de hectólitros de vino.
En la reunión se destacó también la revalorización experimentada por los vinos en la campaña 2022/2023, cuyos precios se sitúan un 6% por encima de la media de las últimas cinco.
Así como las medidas puestas en marcha con carácter previo a la vendimia, como la cosecha en verde y la destilación de crisis, encaminadas a equilibrar la oferta a la demanda en algunas regiones productoras de vino que cuentan con un elevado nivel de existencias.
Sin embargo, esta reducción del 15% en la producción estimada no ha hecho repuntar el precio que perciben los viticultores por sus uvas. Lo que ha provocado una profunda preocupación al no poder sufragar, los viticultores, los costes de producción, así como por las dificultades que este escenario presenta para el sector del vino en su objetivo de crecer en valor.
En un momento de “incertidumbre del mercado” en el que la demanda de vino español está sufriendo, especialmente de las variedades tintas, tener una cosecha corta puede no venir tan mal, ha apuntado el presidente de la Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE), Fernando Ezquerro.
Por su parte el responsable técnico del sector del vino de Asaja, José Ugarrio, ha lamentado que, pese a los altos costes y a la escasa producción de uva de esta campaña, los precios que han percibido los agricultores han sido similares a los del año pasado e incluso menores en algunas regiones.
En este sentido, el responsable del sector vitivinícola de la organización agraria COAG, Joaquín Vizcaíno, ha destacado que “hay muchos viticultores que se van a replantear la viabilidad del cultivo y van a ir abandonando la actividad o a irse a otros cultivos con menos costes de producción y por tanto menos riesgo”.
Los bodegueros representados por la Federación Española del Vino (FEV) consideraron “muy injustas” estas críticas pues, en su opinión, lo único que hacen es “sembrar sospechas sobre el sector” cuando “de manera abrumadoramente mayoritaria” se cumple la ley.