Con las consabidas precauciones que este tema lleva aparejadas, ya podemos sostener, con escaso margen de error, que la cosecha 2023 en nuestro país estará por debajo del volumen de la anterior. Circunstancia que, si bien a principios de este mes de agosto los había que no compartían (nos estamos refiriendo a agrupaciones de productores u organizaciones de cualquier tipo), en la actualidad ya es asumida por todos, de manera unánime.
Cuánto será el volumen que se cobren la sequía y las temperaturas más altas que hemos venido soportando, prácticamente durante toda la campaña, pero de forma muy especial en estos últimos meses es una incógnita; y así lo seguirá siendo hasta que haya entrado el último racimo en los lagares y se hayan presentado las correspondientes declaraciones de producción. Según el informe de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el mes de julio fue en conjunto muy cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 24,3°C, valor que queda 1,2°C por encima de la media de este mes (1991-2020). Se trató del sexto mes de julio más cálido desde el comienzo de la serie en 1961, y del quinto más cálido del siglo XXI. En cuanto a las precipitaciones fue muy seco, con un valor medio sobre la España peninsular de 9,9 mm, valor que representa el 59% del valor normal del mes (1991-2020). Se trató del décimo tercer mes de julio más seco desde el comienzo de la serie en 1961, y el cuarto del siglo XXI.
El hecho de que estemos hablando de dos cosechas cortas consecutivas es una mala noticia, sin duda; pero aliviará un mercado al que le hacen falta alicientes adicionales a los propios para su recuperación. Una demanda fuertemente contraída y a la que las autoridades monetarias, encabezadas por el Banco Central Europeo, pero instigadas por la Comisión Europea le han declarado la guerra y se han marcado como objetivo frenar a fin de contener la tasa de inflación, desbocada, en algunos Estados Miembros; hacen muy difícil imaginar un escenario de recuperación en los próximos meses. Así es que, si queremos recuperar precios, no parece existir más alternativa que cosechas cortas.
Según nuestras propias estimaciones y a pesar de que el grado, a diferencia de lo que sucediera el año pasado, está siendo mucho más que aceptable, con valores por encima de lo normal; la horquilla entre los 35 y los 37 millones de hectolitros sería en la que estaría comprendida la cosecha. Cifra que coincidiría, en su margen inferior, con la presentada por el Consejo Sectorial de Cooperativas (35,4 Mhl) en su reunión del 9 de agosto y muy por debajo de las que se manejaban apenas quince días antes, no solo por otras organizaciones agrarias, sino las propias cooperativas de Castilla-La Mancha.
Quizás la mejor noticia, para el mercado, entiéndase, no sea tanto esta pérdida de producción española como la que parece que también tendrán nuestros principales compradores. Pues, mientras Francia la estima similar o ligeramente superior a la del año pasado (44-47 Mhl), Italia la reduce cerca de un quince por ciento hasta situarla en el entorno de los 43 millones. Con especial incidencia en todos los países y mayor en tintos que en blancos.
Cosechas muy ajustadas que, si bien no están tirando de los precios de los vinos, sí podrían hacerlo conforme vayan confirmándose las previsiones con la generalización de las vendimias y los valores concretos de sus uvas.