Una primera aproximación a la cosecha del 23

Con todas las cautelas posibles, es de entender que las estimaciones de vendimia sean las noticias más demandas y buscadas en estos días. Es necesario repetir esa especie de mantra en la que se ha convertido la provisionalidad de las cifras publicadas y los recelos, por qué no decirlo también, que en algunos momentos llegan a despertar entre unos y otros operadores, Y, aun así, los hay que se aventuran en este peligroso túnel de la predicción.

A falta de una estimación global, como debiera ser la confeccionada por el Ministerio de Agricultura y, en su defecto, por algún organismo independiente, que arrojara un poco de luz sobre el asunto; tenemos que conformarnos con las de algunos de los colectivos como son Cooperativas u organizaciones agrarias (tampoco los enólogos parece que estén por la labor). Lo que siempre lleva aparejado un cierto grado de desconfianza ante la parcialidad de su origen.

Y es que, no parece que acabemos de entender que se trata de una información fundamental, con la que se elaborarán muchos planes, se tomarán muchas decisiones transcendentales, que no tendrán vuelta atrás y acabarán condicionando toda la campaña.

A pesar (o precisamente por ello) de que nosotros publicamos la nuestra, siempre hemos defendido que se trata de algo con lo que el sector debiera contar. Más aún cuando, en momentos como los actuales, las cosas no están funcionando bien en los mercados y son necesarias medidas extraordinarias con la que recuperar el equilibrio.

Son pocas las dudas, por no decir ninguna, que existen sobre que la próxima vendimia va a ser corta, qué digo corta, muy escasa. No hay quien ose a fijarla más allá de lo que obtuvimos el año pasado (40’5 millones de hectolitros) y sí muchos los que tiran de ella hacia abajo, hasta cifras que resultarían insuficientes para abastecer las necesidades del sector y que cifraría (grosso modo) en: nueve millones y medio de consumo interno, tres y medio de mosto, veinticinco de exportación y dos de destilación. En total, cuarenta millones de hectolitros.

Cooperativas Agro-alimentarias CLM, como es habitual ha sido la que, de estos pocos organismos que sí las realiza, la ha publicado antes, aunque lo haya hecho de una forma un tanto extraña y parcial. Pues si bien ha llegado a fijar la franja en la que se encontrará la cosecha. Lo ha hecho con un cierto titubeo tras la reunión sectorial regional que tuvo lugar en Castilla-La Macha el pasado viernes 28 de julio. En la que, a los veinte millones que le asignaron a esta Región, se atrevieron con la nacional que situaban entre los treinta y seis y los treinta y seis millones y medio de hectolitros. Aunque ésta no será publicada hasta el próximo día 8 de agosto, cuando tenga lugar la sectorial nacional en la que está previsto se consensuen las cifras.

A falta de datos más concretos, nuestra impresión es que la cosecha será muy desigual. Con regiones que consigan mantener, e incluso incrementar su producción con respecto a la del año anterior (Galicia, Castilla y León, Navarra, La Rioja y Canarias) otras que disminuirán un poco (Castilla-La Mancha, Madrid, Andalucía y Canarias). Y otras, en las que las mermas serán cuantiosas (Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana Murcia, Baleares y Extremadura). Lo de alcanzar una cosecha normal está completamente descartado.

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