Ni es nuevo, ni será la última vez que debamos abordar un tema tan importante para el futuro de nuestro sector, como el referido a su etiquetado y las posibles advertencias sanitarias a incluir sobre la relación entre el consumo de alcohol y la aparición de cánceres.
Nuestros lectores saben, y están al corriente, que se trata de una batalla que, lleva librando el sector en la Unión Europea desde hace muchos años, representando una gravísima amenaza y por la que hemos vivido momentos muy delicados en los que tomaba fuerte protagonismo la idea de acabar teniendo que etiquetar con avisos similares a los del tabaco.
Sabemos que hay grupos políticos en Europa y España que están empecinados en centrarse en el contenido alcohólico del vino, olvidándose de todo lo que representa un consumo moderado y asociado a la Dieta Mediterránea. Considerando cualquier tipo de alcohol y graduación, sin la más elemental diferenciación.
La amenaza sigue siendo muy importante y la autorización conseguida por Irlanda para incluir advertencias sanitarias en el etiquetado de los vinos, similares a las del tabaco, en las que se relacionen consumo de vino y riesgos de aparición de cánceres genera un peligroso antecedente.
Sabemos que Europa no se caracteriza, precisamente, por comportarse como un solo Estado, las importantes diferencias existentes entre los Estados Miembros en algunas cuestiones, como ahora podría ser esta, pone en peligro la legislación armonizada del Mercado Único y abre la posibilidad de que esta postura acabase imitándose por otros Estados Miembros.
Italia ya ha reaccionado y pedirá a la Comisión Europea (CE) que intervenga, Francia se mantiene callada de momento y España… En España habrá que ver qué parte del Gobierno acaba imponiéndose, pues, como es bien conocido, mientras la postura defendida por el ministro de Agricultura, Luis Planas, es defender la concepción como alimento del Vino y la necesidad de preservar la diferenciación entre el consumo abusivo y el moderado y el origen de cada uno de los alcoholes; la otra ala, encabezada por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, es ir contra el vino y cualquiera que sea su consumo.
Es mucho lo que nos jugamos y aprovechar este calendario prelectoral que nos ha de acompañar a lo largo de todo este año podría ser una oportunidad de la que, Dios quiera, no nos tengamos que arrepentir de no haberla dejado pasar.