Aunque todavía son muchas las zonas donde las vendimias están en pleno apogeo, poco a poco pueblos enteros abandonan el ajetreo de los tractores y remolques para centrar su atención en la fermentación de unos mostos que darán origen a excelentes vinos de 2021.
Si malas han sido las condiciones bajo las que se han desarrollado las vendimias, temporales históricos, heladas en floración, granizos y sequía, acompañados de episodios descompasados con la viña de lluvias (algunas de ellas torrenciales y otras inoportunas) que impedían iniciar las labores de corte; el buen trabajo de los viticultores y, también, su dinero han hecho posible llegar a este momento con unas buenas perspectivas. Si no en cantidad, sí al menos en calidad.
No han sido ajenas estas vendimias de 2021 a brotes de podredumbre, como tampoco lo fueron a las enfermedades criptogámicas, pero, gracias a una buena programación de los técnicos en bodega y el respeto de las indicaciones recibidas, ha sido posible separar aquellas partidas que no fueron capaces de escapar de los perversos efectos de la botrytis y los mostos presentan unas excelentes condiciones para la elaboración de vinos de calidad y guarda.
Los volúmenes, con muchas reservas todavía sobre cómo pueda acabar cerrándose la campaña, no difieren gran cosa de las previsiones inicialmente manejadas y, con el millón arriba o abajo que pudiera presentarse, los treinta y ocho millones son una referencia que parece ir tomando, cada día que pasa, más protagonismo. Cantidad, sin duda, suficiente para hacer frente a todas nuestras necesidades y de la que se espera sea capaz de recuperar unas cotizaciones que se situaban, hace escasos meses, en mínimos.
Y, aunque es verdad que en las últimas semanas el ímpetu con el que se inició la campaña parece haberse relajado y dado paso a la prudencia y selección por parte de los bodegueros, tanto en sus adquisiciones de fruto como en las transacciones de vinos y mostos; la operatividad sigue siendo más que aceptable. Como así avala la estabilidad en las cotizaciones.
Es verdad que una buena parte de esta estabilidad dependerá directamente de cuál sea la evolución de nuestras exportaciones, que parecen haberse relajado en las últimas semanas. Pero parece lógico pensar que es un comportamiento natural de mercado y nada hace pensar que se vayan a frenar y poner en peligro la recuperación iniciada meses pasados.
Como tampoco que la evolución de los precios, especialmente todos los relacionados con la energía, vayan a ser un gran hándicap para que el consumo interior vuelva a las tasas pre pandémicas una vez recuperada la normalidad en la hostelería y llegada de turistas.