Las exportaciones nos devuelven la alegría

Después de muchos meses en los que las noticias negativas iban sucediéndose una tras otra, prácticamente en todos los campos: consumo interno, exportaciones, precios… excepción hecha de la cosecha (pero vistos los precios de las uvas y a los que se comenzaron a vender sus mostos, tampoco podríamos decir que fueran muy positivas), las buenas noticias van tomando el relevo y, poco a poco, se va recuperando el ánimo de los operadores vitivinícolas.

Son muchos los problemas a los que todavía no se les ha conseguido siquiera orientar en el camino de su resolución y muchos, previsiblemente, los meses que tendrán que pasar hasta que veamos unos resultados positivos consolidados. Pero, como dirían los estadísticos, lo importante es la tendencia y podríamos decir que ese punto de inflexión entre el desánimo y la esperanza es una realidad que puede avalarse en cifras y respirarse ya en el ambiente sectorial.

Hace algunos días, nos referíamos al consumo interno, unos pocos antes, lo hacíamos al mercado y sus cotizaciones; y ahora podemos seguir haciéndolo con las exportaciones. Las cifras interanuales señalan una vuelta al nivel que disfrutábamos cuando se inició la pandemia, situándonos en los 2.759,06 millones de litros vs. 2.659,22 Mltr (+3,75%), por 2.998,49 millones de euros frente los 2.995,49 M€ del TAM a marzo de 2020 (+0,1%), arrojando un precio medio de 1,09 €/litro, un 3,5% menos que los 1,13 €/l a los que se vendió el litro de los productos vitivinícolas en el periodo precedente.

Por categorías, son los vinagres, con un incremento del 26,9% los que mejores datos de volumen presentan, mientras que los vinos apenas crecen un 0,5% y, dentro de ellos, los Bag in box (envasados entre 2 y 10 litros) con un incremento del 55,3% los que mejores cifras arrojan en relación al volumen, destacando el aumento del 2,8% de los vinos envasados y la disminución del 1,3% de los que se exportaron a granel.

Algo similar a lo sucedido en términos de valor, donde los BiB siguen siendo los que más crecen con una tasa positiva del 34,8%, seguidos de los envasados que lo hacen al 1,3%, mientras que los graneles cedieron un 0,6%.

Mención especial requeriría lo que está sucediendo con los espumosos y, dentro de esta categoría, con los cavas, cuyo precio medio desciende el 12,7% hasta situarse en los 2,63 €/litro.

En cifras mensuales y, aquí es donde reside la mejor noticia, con crecimientos en volumen del 33,7% en el total de productos vitivinícolas y del 29,9% en vinos, con tasas positivas en todas las categorías: BiB (+54’0%), envasados (+34,1%) y graneles (+33’5%). Situación similar a la dada en valor, donde la categoría que más crece vuelve a ser el BiB con un 42,7%, pero el envasado no se le queda atrás con un incremento del 32,1%, muy por encima del 6,6% al que lo hacen los graneles y sitúan el total de vinos en el 21,1% de incremento y del 22,6% en los productos vitivinícolas.

Del top diez de países clientes, Italia con un aumento del 93,0% con respecto a los mismos datos del primer trimestre del año anterior, es el país que mayor tasa de crecimiento en volumen presenta, seguido de China con un 52,3%, destacando el 24,5% de Portugal o el 9,9% de Alemania, por la importancia que tienen esos mercados.

En valor, China con un 50,7% e Italia con el 51,3% son los que más aumentan en valor de esos diez primeros países, con tasa positiva también para el Reino Unido (10,9%), mientras que Estados Unidos y Francia son los dos únicos países de ese escogido grupo de cabeza que han bajado en valor en sus compras trimestrales, un 2,2 y un 8,5% respectivamente.

Pasan las semanas y seguimos esperando algo que sabemos no llegará

Utilizar los accidentes climatológicos, como pudieran ser las heladas y pedriscos, así como la afectación provocada por las enfermedades criptogámicas, para llevar las previsiones de cosecha hacia un lado u otro es algo tan habitual que no nos debiera sorprender. Que lo haga el propio Comisario Europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, para justificar su decisión de no asignar recursos extraordinarios con los que hacer frente a los excedentes que presenta el sector vitivinícola a nivel europeo, tampoco. Aunque solo sea porque lo lleva repitiendo, reiteradamente, desde hace ya algún mes. Y, aun así, semana tras semana, no hay ocasión en la que alguna organización, ya sea agraria, bodeguera o administrativa, insista en el tema, resaltando la importancia que para el sector tendría contar con unos fondos extraordinarios (que saben que no llegarán).

Y, muy posiblemente, esto sea lo que hay que hacer, insistir hasta la extenuación, mientras exista un halo de esperanza, por fino que este sea. Pero, sinceramente, creo que nos estamos haciendo un flaco favor. Primero, porque las posibilidades de que la Comisión cambie de opinión son pocas o ninguna; segundo, porque, mientras estamos en el “ay”, no acabamos de solucionarlo; y, tercero, porque mejor harían los representantes de todos los colectivos del sector en asumir su responsabilidad, llegando a un acuerdo sobre qué, cómo, cuándo y por cuánto, hacer para aprovechar esta situación y salir fortalecidos de ella.

Estamos viendo, en nuestra principal industria, el turismo, que nuestros competidores nos están adelantando y tomando la iniciativa de cara a lo que nos consolamos en describir como “recuperación” o “vuelta a la normalidad”, sin querer entender, o no entender muy bien, que, en cualquier inversión no hay rentabilidad garantizada, no existe compromiso alguno por parte de los operadores de volver a señalar a España como destino predilecto y hay que volver a luchar por granjearnos el favor de los operadores en escogernos.

En el turismo partíamos de una situación privilegiada, como es la de ser el segundo destino más visitado del mundo. En el tema del vino alternamos el primer puesto en volumen. Pero, en ambos tenemos la asignatura pendiente de la facturación.

Aprovechar que las circunstancias nos obligan a tener que hacer algo de manera irremediable podría ser una razón perfecta para que, entre todos, fueran capaces de definir lo que quieren ser en los próximos años. Pero para eso, al igual que en la política, hay que anteponer los intereses colectivos a los personales y, visto lo visto, hasta ahora, mucho me temo que tendremos la misma respuesta que en nuestra clase política.

El sector deberá buscar la forma de salir de esto, solo

A pesar de que los datos del último Infovi, correspondientes al mes de marzo, siguen mostrando cifras negativas con respecto a las del mismo mes del año anterior en lo referente al consumo interanual aparente. Y, aun considerando que, el estado de alarma se declaró el día 13 de marzo, es decir, que 2020 ya reflejaba un poco más de medio mes de cierre de la hostelería y ausencia de turistas, podríamos decir que son una buena noticia.

Pasar de los 10,89 millones de hectolitros de consumo interanual en marzo del año pasado, a los 9,08 de este representa una pérdida del 16,6%. Dato, sin ninguna duda negativo que debiera preocuparnos y requerir nuestra atención. Pero, si tenemos en cuenta que, prácticamente, nos encontrábamos entonces en cifras récord de consumo interno de los últimos años, buena parte como fruto del trabajo realizado por el sector, a través de su Organización Interprofesional, y que el dato del 2021 refleja todo un año de pandemia; el simple hecho de que haya supuesto un punto de inflexión en su tendencia bajista, es una excelente noticia que, estoy convencido, podremos confirmar durante los próximos meses y volver, esperemos que en un plazo no mucho más allá de un año, a cifras cercanas a las once millones de consumo interno.

Eso al menos es lo que piensan también Comisión Europea y Ministerio de Agricultura que, lejos de abordar la forma más adecuada con la que solucionar el problema de excedentes que toda esta situación ha provocado, con la consiguiente reducción de precios en los mercados de origen; fían su recuperación al acuerdo comercial alcanzado con Estados Unidos sobre los aranceles adicionales, el levantamiento del estado de alarma y la vacunación masiva de la población con el regreso de los turistas. Así como a una cosecha comunitaria inferior a la del pasado año, como resultado de las fuertes heladas que afectaron a Francia e Italia a principios de abril.

Insistiendo en sus declaraciones, ambas instituciones, en que no habrá fondos adicionales para medidas extraordinarias y que, en caso de querer poner en marcha alguna, deberá serlo con los fondos del PASVE. Alternativas que las organizaciones agrarias: Asaja, COAG y UPA rechazaron en el cuestionario que el propio Ministerio remitió a tal fin con el objeto de conocer su postura ante esa posibilidad.

Los malos momentos no debieran desilusionarnos

Tras la confirmación por parte del Comisario de Agricultura de la negativa a habilitar nuevos fondos con los que poner en marcha las medidas extraordinarias que, a juicio del sector, serían necesarias para equilibrar el mercado y devolver la actividad necesaria con la que poder dar salida a una producción que se está empezando a atragantar ante la cercanía de la próxima vendimia. Y, a pesar de que todos los colectivos no cesan en su empeño de seguir demandándolas y exigen al ministro Planas que defienda nuestros intereses en Bruselas y alcance un acuerdo satisfactorio, por más que sepan que sus posibilidades son mucho menores que la de tener un trombo al inyectarte la vacuna (perdón por la referencia, pero, al fin y al cabo, este “bicho” es el que nos está ocasionando semejante problemón en un sector que comenzaba a ver cómo recuperaba su consumo). Convendría comenzar a pensar en cómo salir de esta y analizar cuáles son las razones que nos han conducido hasta aquí.

Perdón, ya sé que lo que acabo de decir parece una tontería, pero es que se me antoja necesario reflexionar sobre algunos pequeños matices, muy seguramente equivocados y, efectivamente, tontos, pero que, al menos, confío sirvan para que todos pensemos sobre ello.

Según el estudio publicado por la Interprofesional sobre el consumo de vino en España realizado por el OEMV y referido a 2018, últimos datos disponibles con ese detalle, España concentraba prácticamente un tercio de su consumo interno, hablamos en términos de volumen, en el canal Horeca (31,4%), exactamente 3,17 millones de hectolitros, al del hogar (alimentación) 3,57 millones de hectolitros, que representaba el 35,4%; y al resto de canales otro tercio (33,2%) distribuido en venta directa (1,81 Mhl), vinotecas (0,59 Mhl), internet no retail (0,08 Mhl), clubs de vinos (0,04 Mhl), turistas (0,58 Mhl) y Canarias (0,26 Mhl). Total 3,35 millones de hectolitros.

Cifra la de los 10,08 millones de hectolitros que se aproxima mucho a los 10,31 que daba como consumo aparente estimado la propia Interprofesional en su informe de diciembre de 2018. Así es que, aunque solo sea por aquello de trabajar sobre cifras concretas, vamos a creernos estos datos.

Del mismo modo que vamos a dar por cierto que ese consumo aparente en febrero de 2021 era de 8,81 Mhl, (-1,50 millones de hl) y que el principal motivo de tan aberrante caída ha sido el cierre intermitente de la hostelería y la pérdida de más del ochenta y tres por ciento de los turistas.

O, dicho de otra manera, que las consecuencias naturales sobre el sector vitivinícola de que todo esto haya sucedido habrían sido que hemos perdido alrededor de la mitad del consumo del que tenemos en el canal Horeca y la práctica totalidad de los turistas. Curiosamente una cifra muy parecida a ese millón y medio de hectolitros en los que ha bajado el consumo interno.

Luego, no parece tan descabellado pensar que, superada esta situación tan extraordinaria que vivimos y devueltos a unas condiciones de “normalidad” que nos permitan recuperar los hábitos de consumo que nos son propios, no nos debería costar mucho volver a los once millones cien mil hectolitros de consumo que alcanzamos en febrero de 2020.

¿Suficiente para un sector que ha producido casi cuarenta y seis millones de hectolitros entre vino y mosto?

Evidentemente, no. Y habrá que seguir trabajando con más empeño si cabe por atraer a nuevos consumidores e incrementar la frecuencia de consumo. Pero andamos por el buen camino y no deberíamos dejarnos cegar por un momento puntual, aunque la solución de eliminar el excedente generado ni vaya a ser fácil ni asumible por todos.