Unas heladas que podrían mejorar el mercado

Granizo y heladas son accidentes climatológicos que, junto con las enfermedades criptogámicas, marcan una vendimia y condicionan la evolución del mercado y, por ende, sus cotizaciones. Esto es así siempre, haya sido cual haya sido el volumen de la anterior, o sea cual sea el nivel de precio y la operatividad con la que esté funcionando el mercado. Pero si a esto le añadimos las especiales circunstancias sobre las que está operando el sector desde marzo del pasado año y que le han llevado a solicitar de manera colegiada (14 de los 27 países miembros, incluyendo a todos los productores, excepción hecha de Portugal por ostentar la presidencia) fondos adicionales con los que poder ejecutar medidas excepcionales que puedan devolver el equilibrio y con él la recuperación de las cotizaciones al mercado; se hacen todavía más relevantes y sensibles. Haciendo más necesaria la prudencia con la que se deben tomar, siempre, estas informaciones.

Hasta el momento, la información de la que disponemos y, de la que encontrarán un mayor detalle en nuestra web, apunta a que en España no han sido ni muchas las regiones, ni importantes los efectos que la bajada de temperaturas de la pasada semana ha tenido en el viñedo. Todo lo contrario de lo sucedido en Francia e Italia, donde se han llegado a calificar las heladas del 5 al 8 de abril de “históricas” y cifrarse en el 90% el grado de afectación que ha tenido sobre algunas regiones.

En Francia, su Gobierno las ha calificado de “catástrofe agrícola”, con temperaturas que cayeron por debajo de los 9 bajo cero y zonas tan amplias como Borgoña, Burdeos y Ródano, afectadas. Comprometiéndose a ofrecer ayudas a sus viticultores.

Toscana, Véneto, Piamonte y Lazio, son las regiones más afectadas en Italia, con pérdidas que, en algunos casos llegan a alcanzar el 80% de la producción, lo que les ha llevado a solicitar la declaración de zona catastrófica

Daños que, sin duda, acabarán siendo de gran relevancia y que, aún así, requieren de mucha prudencia a la hora de trasladar al conjunto de la producción europea las repercusiones que pudieran llegar a tener en las cotizaciones de nuestros vinos. Es evidente que una menor producción ayudaría a aliviar la difícil situación por la que atraviesa el sector, e incluso llegar a ser una justificación perfecta para negar esos fondos adicionales. Hasta incluso podría llegar a atraer un mayor interés por nuestros productos vitivinícolas en las próximas semanas.

Mantener la calma y no perder la cabeza llevados por un ansia desmedida de aprovechar una situación que, sin duda, nos es favorable, es fundamental en estos momentos. Confiemos en que así sea.

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