Por más que pueda parecer un tema recurrente, agotado y totalmente superado por la Comisión, que mantiene un postura clara y concisa sobre el asunto dese el primero momento; el sector no ceja en su empeño de hacerle entender al Comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, que sus bodegas necesitan de un presupuesto extraordinario con el que hacer frente a la grave situación de excedentes que presentan. Las últimas en insistir han sido las cooperativas que, de forma colectiva y representando más de la mitad de todo lo que se elabora en la UE, le han hecho partícipe desde España, Francia, Italia y Portugal de la grave situación por la que atraviesan.
El descenso ocasionado en el consumo por el confinamiento y restricciones ha provocado que una parte importante de los vinos y mostos se hayan visto estocados, con escasos visos de ser comercializados. Generando serios problemas financieros, pero también de espacio, en unas bodegas que ven caer las hojas del calendario sin más cambio en la postura de la Comisión que la de flexibilizar las medidas de aplicación de los Planes de Apoyo nacionales.
Situación que, en el caso de España, podemos cifrar con gran exactitud gracias a los datos mensuales del Sistema de Información del Mercado del Vino (Infovi) del Ministerio y en el que, en su último informe, extractado a 26 de febrero y referidos a final de enero, se cuantifican las existencias en 56’536 millones de hectolitros de vino y 5’739 de mosto, frente a los 50’076 y 4’254 Mhl del mismo mes del año pasado (+7’945 Mhl) y que representa un aumento del 12’9% en vino del 34’9 en mosto.
Sin la más mínima intención de restarle ni un ápice de la importancia que esta situación está teniendo en el sector, y, con el fin de tener una visión más amplia de la realidad, habría que considerar lo sucedido con la cosecha y que, según el mismo informe, pasó de unos paupérrimos 37’206 Mhl en el 2020 a unas más razonables cifras, dentro de los parámetros de nuestro potencial, de 45’835 de enero de 2021. Con un aumento de 8’629 millones de hectolitros y un crecimiento del 23’19%.
Si a eso le añadimos que nuestro consumo interno se desploma sin control, habiendo perdido, en tan solo un año, casi dos millones de hectolitros (1’931) y nuestras exportaciones, lejos de encontrarle acomodo a esa mayor producción, a lo que deben enfrentarse es a una situación similar, de pérdida de consumo, en nuestros principales países de destino. Tendríamos una explicación (aunque muy simplificada) bastante aclaratoria de las razones que nos han llevado hasta esta coyuntura y que deberían ayudarnos a identificar con mayor claridad cuál es el origen del problema de nuestros excedentes y aquellas cuestiones sobre las que deberíamos incidir de cara a encontrar una solución.
Si ahora ya se exporta vino espumoso a 0,55 la botella, si hay más ayudas económicas se podrá exportar más barato.