Sabemos que estimar la cosecha siempre resulta complicado y acaba siendo motivo de enfrentamiento entre las diferentes partes implicadas. Unos, que si no va a resultar tan baja como dicen y que los precios no pueden sostenerse ante las dificultades para darle salida a la producción. Otros, que si eso no es excusa ya que, a pesar del desequilibrio estructural de nuestro sector, todas las campañas acabamos encontrándole acomodo a la producción, como así lo avalan las cifras de existencias finales. El caso es que nunca, en algo tan sencillo como debiera ser realizar un aforo de lo que hay, resulta fácil manejar una estimación de cosecha, pululando siempre por el ambiente un cierto tufillo a intereses ocultos que justifiquen esas cifras.
Lamentablemente, los organismos sectoriales, como pudiera ser la Interprofesional (OIVE), aquellos que tienen su razón de ser en estudiar el mercado, como es el caso del Observatorio (OEMV), o el propio Ministerio de Agricultura (MAPA), entre cuyas atribuciones está la de presentar avances de cosecha mensuales; no lo hacen, por la razón que sea, que eso ahora mismo no viene al caso, aunque en algún momento tendremos que profundizar en ese asunto. Otorgándole a las estimaciones que sí se publican (cooperativas, organizaciones agrarias…) una relevancia en los medios de comunicación que va mucho más allá de la que deberían tener al tratarse de parte interesada.
Y aunque en todas las campañas hay alguna razón que justifique esta situación, el Covid-19 y la reducción de consumo hace especialmente dedicada la campaña 20/21, pues son muchas las incertidumbres que sobre la evolución del mercado están por responder. Escasos los recursos financieros con los que poder hacer frente a posibles estados excepcionales. Y muy pocas las alternativas para una cosecha que, sea cual sea la cifra que acabe vinificándose, corre serio peligro de ser la mayor de su historia por lo complicado de su colocación.
Con todo y con ello y, a pesar de que la pasada semana aparecían publicadas estimaciones que elevaban la cosecha en nada menos que cinco millones de hectolitros por encima de las previsiones que hasta entonces se manejaban, anunciando que podía llegar a alcanzar los cuarenta y seis millones de hectolitros; nuestra impresión sigue siendo la de que estaremos más cerca de los cuarenta y uno que de los cuarenta y seis millones de hectolitros, pues tenemos que hablar de una España con dos vendimias, aquella que hace referencia a Castilla-La Mancha y en la que la producción estará muy por encima (20-25%) de la vendimia anterior; y el resto con zonas, como Cataluña, donde la reducción puede alcanzar un tercio de lo vendimiado el pasado año.