Cuanto antes asumamos como irremediable que lo que nos depara el futuro inmediato vendrá repleto de malas noticias, al menos en el horizonte de los seis o nueve meses; antes tomaremos medidas y comenzaremos a trabajar por aprovechar las oportunidades que se nos presenten.
Con un panorama dantesco que, lejos de normalizarse, cada vez está viéndose más enrarecido por una evolución de la pandemia que nuestros responsables políticos no acertaron a ver, o no quisieron decirnos; el sector, cuanto más unido mejor, debe tomar medidas y abordar el problema con acciones que minimicen las graves consecuencias que está teniendo en las cuentas de resultados de las empresas vinculas al sector vitivinícola la fuerte reducción de la actividad hotelera y restauradora.
Pensar en compensar con la venta online, directa o la alimentación todo lo perdido en el canal Horeca es totalmente imposible. Pero es que, pensar en que la situación volverá a ser la de antes del 13 de marzo en el plazo de dos años, por más vacuna que exista, es un engaño que no nos conducirá a nada más que a tomar medidas equivocadas y hacer más grave el problema de lo que ya lo es.
Tal y como han ido evolucionando las cosas en estos meses que llevamos tras el confinamiento, todo hace prever que la vuelta a los colegios y la recuperación de la actividad industrial tras las vacaciones estivales, agravarán la situación y será necesario volver a adoptar medidas mucho más contundentes de las que actualmente están en vigor. Muy posiblemente no nos enfrentemos a ningún estado de alarma nacional, ni a confinamientos generales, o cierres de la actividad. Muy posiblemente todo tenga un cariz mucho más contenido y prudente.
Las cifras macroeconómicas nos sitúan como el país del mundo más afectado, dada nuestra gran exposición al sector turístico y comportamiento social. Pero lo que no recogen estas cifras es el miedo que en la población está generando toda esta incertidumbre económica y nuestra capacidad para hacerle frente. Tampoco pinta mejor el futuro para el turismo, ya que recuperar la cifra de ochenta y cinco millones de turistas que nos visitaron en 2019 va a ser cuestión de mucho más que tiempo.
O las exportaciones que, con los datos del primer semestre, ya podemos concretar las fuertes caídas, con especial incidencia en las categorías de menor valor como son los vinos sin indicación de calidad, ni variedad (-17,7%) y, principales compradores: Italia (-17,2%), Francia (-13,1%), Portugal (13,9%), o los casos de Estados Unidos y China con reducciones del 12,5 y 26,7 por ciento, respectivamente.
Es urgente que todos los vinos españoles pasen a tener personalidad propia, de vinos afrancesados ya hay de sobras en todo el mundo.