Es muy posible que resulte hasta insultante decir, con la que está cayéndole al sector turístico español, que España es un país que está de moda e interesa. Pero es algo incuestionable. O al menos lo era hasta que tuvimos que parar radicalmente la economía, prohibir la entrada de turistas y soportar todo tipo de trabas en modo de recomendaciones, cuarentenas o directamente prohibiciones realizadas desde los países emisores a la llegada de los millones de turistas que hasta entonces nos visitaban cada año.
El caso es que todo esto pasará y, con nueva o vieja normalidad, los turistas seguirán visitándonos, interesándose por nuestra gastronomía y nuestros vinos y disfrutando de nuestra oferta cultural y de nuestro sol, playa, montaña… y siempre de manera muy especial de nuestra hospitalidad. Nuestros vinos seguirán siendo un fuerte atractivo y motivo de no pocos viajes y el canal Horeca recuperará la necesidad de una oferta adecuada. Para entonces requeriremos de unos profesionales, dentro y fuera de nuestras fronteras, formados, que sepan transmitir sus cualidades, poniendo en valor nuestros vinos.
Desde las páginas de esta revista nos hemos cansado de repetir que no hay mejor promoción que la formación y que solo desde el conocimiento es posible valorizar un producto y luchar contra lacras tan graves como el alcoholismo, los consumos esporádicos pero desmesurados de nuestros jóvenes en los botellones, u otros aspectos de carácter económico en el que se sustenta una buena parte de cuál será el futuro de nuestro sector y que están relacionados con sus precios en origen, rentabilidad de los viticultores o incluso efectos medioambientales.
El Instituto de Comercio Exterior (ICEX) Exportación e Inversiones anunciaba recientemente la creación de un certificado oficial de Vinos de España. Un programa de formación integral en vinos españoles, dirigido a profesionales internacionales, que persigue profundizar en el conocimiento de España como potencia vitivinícola. Con dos titulaciones bien diferenciadas. Una dirigida a aquellos que busquen profundizar en el conocimiento de nuestro patrimonio enológico, “Spanish Wine Specialist”; y otra pensada para aquellos que pudieran estar interesados en convertirse en formadores del vino español en los diferentes países: “Spanish Wine Certified Educator”.
No nos queda más que felicitar tanto al ICEX como a los impulsores de esta idea, Pedro Ballesteros entre ellos, y desearles éxito. Porque su triunfo será el de todo nuestro sector.