Qué duda cabe que el acuerdo adoptado para los fondos de reactivación, en la madrugada del martes por la Unión Europea es una excelente noticia, para todos. Sin ella, sencillamente, sería imposible hacer frente a los efectos que en nuestra economía ha dejado el coronavirus. Ciento cuarenta mil millones de euros, de los que setenta y dos lo sean en subsidios, que es el importe que le corresponde a España de este paquete, es mucho, mucho dinero. Y aunque solo sea por ponerlo en contexto, convendría recordar que la facturación de las bodegas es de 6.500 M€ y el conjunto del sector se estima en doce mil, un uno por ciento del PIB.
Así es que, no hay duda. Una excelente noticia de la que nos beneficiaremos todos. No solo porque nos permitirá disponer de recursos con los que apoyar la recuperación de la economía, sino porque supone un paso adelante de gran transcendencia de cara a la consolidación de la Unión Europea, que apuesta por una verdadera política unitaria al acudir a los mercados de deuda de manera conjunta.
Tampoco convendría olvidar que este acuerdo se encuentra incluido en el marco financiero de la Unión Europea 2021-27, que ha quedado establecido 1,824 billones de Euros de los que 750.000 M€ van destinados a los fondos de reactivación. Tema enquistado desde la salida efectiva de Reino Unido.
Pero como bien me gusta repetirles a mis hijos cuando se lamentan de las consecuencias que tienen algunas acciones o decisiones que toman: “en esta vida no hay nada gratis”.
Y la primera de todas ellas podríamos encontrarla en lo que afecta a la Política Agraria Común (PAC) que ha visto rebajar su presupuesto plurianual de 382.855 M€ a 343.950 (-10,16%). Siendo los fondos destinados al Desarrollo Rural (segundo pilar) los más perjudicados al perder un 11,75%, que se fijan en 85.350 frente los 96.712 M€ del periodo anterior 2014-20. Mientras que los que tienen por objeto sufragar los gastos del primer pilar (ayudas directas) pasan de 286.143 M€ a 258.600 M€ (-9’63%).
Cómo acabará afectando a los Planes de Apoyo al Sector Vitivinícola (PASVE) es una incógnita, aunque se antoja muy complicado pensar que no lo acaben siendo. Cuál o en qué medidas se producirá la rebaja es una incógnita sobre la que resulta imposible, de momento, hacer cualquier conjetura.
Sobre lo que no es muy difícil conjeturar es sobre la importancia que estos fondos tienen para nuestro sector. Y para ello bastaría con recordar que los recursos con los que se van a pagar las medidas extraordinarias aprobadas por el Gobierno para hacer frente a los excedentes que presentan nuestras bodegas consecuencia del Covid-19, provienen exclusivamente de ellos. 91,6 M€ que, retraídos de otras medidas servirán para pagar la destilación de dos millones de hectolitros, el almacenamiento de otros 2,25 Mhl y la puesta en marcha, por primera vez en nuestra historia, de la medida de vendimia en verde.
Así es que, nos quedamos con la botella #siempremediollena, como reza el hashtag que ha diseñado la Interprofesional y ladearemos la opinión que merezca a cada uno, tanto la dotación como el prorrateo que ha sido necesario ante el volumen solicitado en las tres medidas: 3.158.698 hl para destilación y 4.848.821 en inmovilización o las 4.300 hectáreas que han solicitado eliminar su producción. Con ser preocupante su situación, la confianza que el sector tiene en una vuelta a la normalidad en el consumo relativamente rápida, parece ser bastante alta.
No se explicaría de otra manera que sea la medida destinada a la eliminación definitiva del vino, la que de las tres sea la que menor porcentaje se quedará fuera (36,68%), ya que en el almacenamiento se ha quedado fuera el 55,69% y en la vendimia en verde el 57,01%.