Todo el mundo coincide en que de esta saldremos y, aunque los hay que consideran que con valores como el de la solidaridad y la familia reforzados, no hay ninguna duda de que pagaremos un alto coste por ello. Hasta dónde alcanzará la crisis y qué sectores serán los que se vean más afectados es una duda que, poco a poco, se va despejando, gracias a los datos concretos que se van conociendo.
Tras un primer momento de pánico por la paralización, casi absoluta de la economía y el cierre total de bares y restaurantes, el consumo de vino en el canal alimentación era el único capaz de darnos alguna alegría, con incrementos espectaculares y un interés inusitado de los compradores por utilizar las plataformas online en sus compras para un consumo que aumentaba su frecuencia.
Pero también sabíamos a ciencia cierta que, por más que estas ventas aumenten, van a quedarse a años luz de compensar todo lo que perdamos en Horeca, turismo y venta directa en bodega. Que la exportación, por estos mismos motivos, será imposible que mantenga su ritmo y que se verá fuertemente afectada; lo que provocará un agravamiento de la tensión que ya vivíamos en los mercados, con precios moderados y volúmenes reducidos, limitados a la reposición, en espera de nuevos acontecimientos que permitan tener una idea más precisa del futuro inmediato en disponibilidades y necesidades de abastecimiento. Lamentablemente, los acontecimientos no pudieron resultar más negativos para el sector y los peores escenarios imaginables al principio de la campaña se quedaron como un bello sueño ante la realidad de unos acontecimientos históricos.
Aunque, al menos (y eso hay que reconocerlo) la Comisión Europea, al contrario de la posición férrea mantenida en contra de aplicar cualquier medida que ayudase a paliar la situación excedentaria del sector, se ha mostrado dispuesta a adoptar medidas desde el primer momento: retiradas temporales, como contratos de almacenamiento, o definitivas, mediante la destilación, podas en verde; y todo a cuenta de los Programas Nacionales de Apoyo al Sector Vitivinícola (PASVE). Lo que, sin duda, vendrá a paliar la delicada situación de los países mediterráneos que, en palabras del director de la OIV, Pau Roca, serán los que en mayor medida se vean afectados por esta situación.