España ajusta cuentas

Apenas hace una semana desde la publicación de nuestro Extraordinario dedicado a las vendimias, cuando las Cooperativas Agro-alimentarias de España avanzan una nueva estimación de cosecha para nuestro de 36.647.300 hectolitros, ligeramente por debajo de los 37.080.964 que estimábamos nosotros como rango inferior de la horquilla en la que situamos la cosecha española de 2019.

Diferencia que, en ninguno de los casos, ni tan siquiera considerando el rango superior de los 38,59 Mhl, debiera suponer ningún cambio de estimaciones que modifiquen en lo más mínimo la evolución de los mercados, tanto en operaciones, como en la posible evolución de sus cotizaciones.

Mientras que Europa, a través de Dirección General Agri, revisa a la baja su primera estimación y cifra ya la cosecha 2019/20 en 160,9 millones de hectolitros para el conjunto de sus Estados Miembros. Destacando entre los principales productores como país que más cosecha pierde: España con un 23%, mientras que Italia lo hace un 15%, Francia un 13%, Alemania 12% y Portugal aumenta un 10%. Vendimia muy alejada de los 189,13 de la anterior (2018) y muy cercana a los 168,36 Mhl que es la media de las últimas cinco campañas.

Más preocupante, sin duda, por lo que de pérdida de patrimonio vitícola representa y los motivos que de falta de rentabilidad económica o ausencia de relevo generacional pudiera representar, es la merma que nuestro potencial vitícola ha experimentado al final de la campaña 2018/19. Momento en el que contábamos con 995.622 hectáreas de potencial vitícola frente los 996.728 con los que la iniciamos; o las 950.077 hectáreas plantadas, cinco mil trescientas menos. Pero es que no acaba aquí la cosa. Es que los derechos de plantación también pasaban de 14.619 a 10.531 ha, un 27,96% inferiores.

Una mala noticia, sin duda. Pues si bien seguimos teniendo el privilegio de ser el país con mayor superficie de vitis vinífera del mundo, la reducción de potencial, superficie plantada y derechos de plantación, ponen en evidencia algunas de las debilidades de un sector que podríamos llegar a calificar de endémicas y muy preocupantes para nuestro patrimonio medioambiental y población rural.

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