Mientras una buena parte de los viñedos de España han finalizado (o están a punto de hacerlo) sus vendimias, otros se van incorporando con ligeros adelantos sobre las fechas en las que tradicionalmente lo venían haciendo. Tónica que podría decirse ha sido general en esta vendimia y que, muy posiblemente por consecuencia de los efectos del cambio climático, llevamos unas campañas en las que se han convertido en algo habitual. Hasta tal punto que hablar de “fechas tradicionales” en las que tenían lugar las tareas agrícolas son más reminiscencias del pasado, que una buena referencia. Y es que tenemos que irnos acostumbrando a que las fechas en las que brotaba, lloraba, enveraba, maduraba y se vendimiaba la uva se han adelantado entre dos y tres semanas con respecto a las que lo hicieron en tiempos de nuestros abuelos.
Como también han variado los regímenes de lluvias, bastante más escasas en la actualidad y con frecuentes episodios de precipitaciones torrenciales o dañinos (más de lo que lo eran) pedriscos.
Aún con todo y con eso podríamos decir que esta campaña ha resultado (son muchos los millones de kilos de uva que ya han entrado en las bodegas) muy buena en sus aspectos cualitativos, a lo que ha ayudado mucho la excelente sanidad de un fruto que ha madurado muy satisfactoriamente, obteniéndose grados más elevados que en la campaña anterior, con especial mención en Castilla-La Mancha. Por dos razones, fundamentalmente. Una porque por sí misma recoge la mitad de la cosecha de todo el país y, por consiguiente, lo que en ella suceda acabará afectando al total de los vinos españoles. Y dos, porque es donde ese aumento de entre grado y grado y medio ha sido más notable que en otras regiones.
La idea general es que el volumen acabará siendo ligeramente inferior a los cuarenta millones de hectolitros. Para algunas organizaciones ese trecho que nos separe de los cuarenta puede llegar a ser de millón y medio, para otros de apenas cien mil hectolitros. En general podríamos dar por buena la estimación de cuarenta millones que ha publicado la DG Agri de la UE, con datos a 27 de septiembre, en la que cifra a nivel europeo la producción en 161,3 Mhl (-15%) sobre la anterior campaña. Situando a Italia como primer país productor con 46,135 Mhl. seguido de Francia 43,356 Mhl y devolviendo al tercer puesto del ranking a nuestro país. Veintiocho millones de hectolitros menos en la UE que, si no han servido para aumentar la cotización de las uvas, confiemos en que, al menos, sí lo hagan para recuperar los precios de los vinos y mostos.