La publicación de los datos del Infovi correspondientes al mes de noviembre (fecha de extracción 10 de enero 2019), en el que se incluyen los productores de menos de 1.000 hectolitros de producción media; arroja una producción de 49.196.089 hl para la cosecha 2018/19, de los que 44.406.173 son de vino y 4.789.916 de mosto sin concentrar (los 96.460 hl de concentrados, rectificados y parcialmente fermentados, no se incluyen).
Una cosecha superior un 38,6% a la de la campaña 2017/18 y un 11,5% por encima de la media de las últimas cinco campañas. Con unas existencias de vino (productores >1.000 hl) un 17,24% superiores a las de final de noviembre de 2017. Lo que vendría a corroborar con datos la gran sensación de paralización que se respiraba en el mercado en esos momentos y que todavía hoy se arrastra.
Y aunque ni las cifras deberían sorprendernos mucho, ya que desde estas mismas páginas se había venido adelantando una cosecha que estaría rondando los cuarenta y ocho millones de hectolitros (47.723.607 hl fue el pronóstico que publicamos en nuestro extraordinario de vendimias); ni las informaciones que venimos publicando cada semana sobre la situación de los mercados, muestra ni la más mínima discordancia con esta situación de paralización, la preocupación entre los operadores se va agravando ante la falta de reacción del mercado y la nominalidad de unas cotizaciones que muestran escasa capacidad de reacción.
De momento, los llamamientos a la calma que se emiten desde todos los estamentos y organizaciones, profesionales y empresariales, están consiguiendo concienciar a los operadores de la necesidad de mantenerse firmes en sus pretensiones; ya que las verdaderas razones de la paralización no se encuentran en las cuestiones crematísticas, sino en el exceso de oferta existente en el mercado, ante la recuperación de las cosechas de los principales países productores.
¿Hasta dónde serán capaces de resistir? Es una pregunta que todos se hacen y para la que nadie parece tener respuesta. Y aunque la concienciación de que bajar los precios no es solución, todos temen el momento en el que alguno lo haga y dónde sitúe la cotización.
Los datos de consumo en el hogar, únicos disponibles, señalan que la recuperación del consumo no está resultando tan positiva como algunos confiaban con la puesta en marcha de la Interprofesional y sus campañas de promoción. Y a pesar de que no disponemos de datos en el canal Horeca, donde la sensación es que el consumo sí ha conseguido recuperarse un poco, la impresión, porque tampoco contamos con datos del balance de la última campaña, es que el consumo se mantiene estancado en el entorno de los diez millones de hectolitros.
Diez millones sobre una producción que roza los cincuenta es una pobre cifra que nos hace extremada y peligrosamente dependientes del mercado exterior, con todo lo que ello supone de bajos precios y vulnerabilidad ante los altibajos de las cosechas. Ser la “bodega de Europa” supone que cuando la producción de nuestros compradores llena sus depósitos, la mirada hacia nuestros vinos queda reducida a pequeñas partidas y momentos puntuales.
Tampoco ayuda mucho a aliviar la tensión que vivimos en los mercados la posibilidad de que acabemos teniendo un “Brexit duro”, poco probable en mi opinión, pero posible y para lo que nos deberíamos preparar. Un destino como R. Unido que es mucho más que el cuarto destino en valor y quinto en volumen con un precio medio de 1,82 €/litro, es la puerta de entrada a otros mercados y, muy posiblemente, el mejor escaparate para muchas de nuestras bodegas. Amén de todas aquellas complicaciones que en el seno de la UE causaría y que podía poner en peligro el PASVE al tener que retrasarse el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027.
Seguiremos con Denominaciones de Origen que encubren imitaciones de vinos franceses?