Llegados a estas alturas del año, las peligrosas heladas que tantos disgustos nos dieron el pasado deberían ser un episodio ampliamente superado. Y aunque no tenemos noticias de que en estos últimos días se hayan producido en ninguna zona de nuestra geografía, dado el comportamiento tan extremo que estamos teniendo no parece recomendable descartarlos completamente.
Temperaturas anómalamente bajas con respecto a lo que sería habitual en estas fechas, fuertes trombas de agua que provocan inundaciones de consideración y que vienen acompañadas de granizo… no son un panorama meteorológico para mirar hacia la cosecha con mucha tranquilidad.
Como si esto no generara suficiente desazón entre los viticultores, los tratamientos contra las enfermedades criptogámicas se presentan como ineludibles, haciéndolos altamente costosos, ya que las lluvias limpian lo tratado obligando a hacerlo de nuevo.
Un panorama que, no teniendo ningún episodio que haga peligrar la cosecha venidera, está resultando un gran quebradero de cabeza para unos viticultores que no se ponen de acuerdo en señalar el volumen de producción al que nos enfrentamos.
Es pronto para hacer previsiones certeras y sabemos que no son convenientes. Hasta tal punto que todas las que van haciéndose públicas hay que ponerlas en cuarentena y analizar muy bien su procedencia ante lo altamente probable que resulta que estén tímidamente tergiversadas hacia los intereses de la fuente.
Por lo que sabemos, tanto la muestra como la sanidad de la cepa, son muy buenas. Y eso es lo máximo a lo que nos atrevemos aventurarnos en esta cuestión. Pues aunque la recuperación de ese 19,8% de la producción que según el último avance de superficie y producción del Mapama de marzo perdimos en la última cosecha lo dan prácticamente por asegurado todas las fuentes. La coincidencia ya no es tanta cuando intentamos cifrarla y saber si, como en el 2013, tendremos una gran cosecha después de un annus horribilis como fue el 2012; o por el contrario la viña está muy afectada y será imposible que recupere todo.
Y aunque en este caso también debemos incidir sobre la escasa relevancia que para el conjunto de la cosecha tiene, debemos hacernos eco de los importantes daños que el granizo ha hecho recientemente en viñedos emblemáticos de Burdeos y Cognac.