Ya hemos comentado en alguna ocasión que esta campaña está resultando un tanto extraña. Y no por el hecho de que los precios del vino y todos sus derivados hayan experimentado subidas en origen que en muchos casos superen el cuarenta por ciento, por otra parte algo esperado dado el escaso volumen de cosecha con el que a nivel europeo hemos contado. Y sí mucho más por las enormes dificultades que han encontrado las bodegas en trasladar una parte de esa subida en sus productos terminados. Ha sorprendido la fuerte resistencia que en algunos casos han mostrado la grandes superficies a aceptar subidas que fueran más allá del cuatro o cinco por ciento, o incluso la firmeza con la que han sostenido sus posturas bajo el argumento de que existen muchos vinos, bodegas e indicaciones de origen que están disponibles para ocupar el hueco que dejen aquellas bodegas que no acepten las condiciones.
Claro que más sorpresa ha causado el hecho de que lleguen a vender a pérdidas, tal y como denuncia la Asociación Española del Vinagre y que les ha llevado a presentar ante los organismos competentes las denuncias pertinentes que obliguen investigar lo sucedido y erradicar esta práctica.
Según la propia AEVIN con esta denuncia lo que se persigue no es que las empresas investigadas sean sancionadas con grandes multas, sino más bien erradicar una práctica que está obligando a pequeños comercios geográficamente cercanos a estos centros a adoptar medidas similares con sus precios ante la amenaza de restarles competitividad y clientela.
No obstante, lo que verdaderamente está acaparando la atención de los operadores estos días es la climatología. Con una bajadas más que ostensibles de las temperaturas y que en algunos casos se vaticinaban por debajo de los cero grados. Pues bien, hasta ahora, por lo que hemos podido averiguar sus efectos no han pasado de lo puntual, con pequeñas zonas afectadas que apenas tienen representatividad en el conjunto de la cosecha.
Conviene recordar que si bien el viñedo presentaba un retraso de unas dos semanas en su estado vegetativo, provocado precisamente por las bajas temperaturas y las constantes lluvias que hemos venido experimentando en la gran mayoría de España (excepción hecha de la costa levantina y murciana), en la última semana la recuperación de las temperaturas provocó la brotación generalizada y con ella la confirmación de las peores previsiones de algunos operadores que ante las excelentes previsiones de cosecha que se están manejando han decidido echarse atrás en sus compromisos de compra y anunciar su intención de no proceder a la retirada de la mercancía comprometida.
Pues aunque todavía es muy pronto para poder barajar una cifra de cosecha, todas las previsiones que se manejan van en la línea de una recuperación muy importante, con cifras que estarían muy, muy por encima de las necesidades de un sector al que por bien que le pudieran resultar las operaciones de exportación, la recuperación de las cosechas en los países de destino y el estancamiento del mercado interior le señalan como claramente excedentario.
Por otra parte, esta situación tampoco podemos decir que resulte sorprendente para nadie, aunque sí lamentable, ya que nos devuelve a años que creíamos superados en los que la falta de seriedad de los operadores provocaba rupturas de contratos que se consideraban firmes y devolvían al mercado volúmenes de cierta consideración que se daban por vendidos meses atrás, uniéndose a aquellas otras partidas que los productores más ambiciosos mantenían retenidas en espera de mayores incrementos; como si los que ya se habían producido no fueran suficientes para calmar sus pretensiones.
Tras ver la reflexión «… Ha sorprendido la fuerte resistencia que en algunos casos han mostrado la grandes superficies a aceptar subidas que fueran más allá del cuatro o cinco por ciento,…» decir que las bodegas pierden a menudo la oportunidad de reforzar su fuerza al pensar solo en el distribuidor y olvidar al consumidor final, al que sólo se acercan con publicidades muchas veces poco respetuosas si no engañosas.
La imagen habla de una lucha entre las partes y en las relaciones productor-distribuidor-consumidor se debiera hablar de colaboración, ¿por qué no una imagen alternativa de abrazos y no de puños? .
Esta actitud de colaboración resolvería también la situación comentada de «… rupturas de contratos que se consideraban firmes y devolvían al mercado volúmenes de cierta consideración que se daban por vendidos meses atrás, uniéndose a aquellas otras partidas que los productores más ambiciosos mantenían retenidas en espera de mayores incrementos; como si los que ya se habían producido no fueran suficientes para calmar sus pretensiones.»
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