Tras unos meses en los que el nerviosismo entre los operadores ha sido la característica más dominante de un mercado, donde la escasez de producción a nivel europeo hacía presagiar grandes oportunidades para las bodegas españolas, parece que la calma ha retornado y las cotizaciones comienzan a dar síntomas de un cierto sosiego, como consecuencia de la ralentización de operaciones y disminución de volúmenes.
Aun con todo y con ello, no podría decirse que las pretensiones de la oferta hayan experimentado más allá que ligeros ajustes propios de cualquier mercado en el que, cubiertas las primeras necesidades y ante el aumento de los precios, los compradores han optado por limitar sus apariciones a aquellas situaciones en las que o la necesidad imperiosa o las características del producto buscado no dejan más alternativa.
Habrá que esperar a conocer los datos de diciembre de existencias, próximos a publicar por el Infovi, para saber cuál es el grado exacto vino en propiedad de la producción para su venta. Aunque todo parece indicar que no es mucho y, desde luego, no lo suficiente como para debilitar los precios más allá de los ajustes propios de cualquier mercado.
Otra cosa bien distinta será lo que pueda suceder en los meses próximos, donde las nuevas cosechas del Hemisferio Sur, las primeras brotaciones y la posición sostenida de la distribución, tanto de las cadenas nacionales, como de las internacionales, están colocando a las bodegas en una posición muy delicada ante la imposibilidad de repercutir los aumentos de precios experimentados en origen; de los que tan bien han sabido aprovecharse los operadores de graneles.
Y aunque los hay que ya han comenzado a hacer públicas noticias bajo la apariencia de informes, con la intención de aprovechar el momento de debilidad, para forzar la caída de las cotizaciones bajo las posibles repercusiones que sobre la próxima cosecha en España pudieran tener los últimos episodios de lluvias; es de confiar que la madurez del sector se imponga, y si las cotizaciones deben disminuir, lo hagan de forma lenta y a lo largo de los meses, evitando profundos dientes de sierra, que no son más que campo abonado para especuladores.