Lo que en un primer momento se planteaba como una gran oportunidad para darle valor a nuestra producción, propinándole un fuerte impulso a la tarea que tiene encomendada el sector productor de elevar el precio de los vinos en destino, a fin de poder repercutir en los viticultores estos incrementos y construir a través de ellos una verdadera cadena de valor; poco a poco se va tornando en preocupación y generando grandes dudas en el sector bodeguero.
Las bajas producciones de los años anteriores, coyuntura fuertemente acentuada en la última vendimia. Situación generalizada en toda Europa hasta el punto de enfrentarnos a una de las cosechas 2017/18 más bajas de la historia y calificada de “inusualmente corta” por la misma Comisión Europea, presagiaba un panorama alentador para las bodegas, especialmente las españolas que disfrutaban de una gran oportunidad de mejorar sus cuentas de resultados. Además con dos modelos de negocio bien distintos y que podían contentar y permitir definir en qué liga quería jugar cada uno. Por un lado existía la posibilidad de seguir vendiendo a granel a nuestros socios comunitarios con incrementos en los precios en una media de un cincuenta por ciento más caro de lo que lo hicieron el pasado año. Situación que si bien no suponía un gran cambio en lo hecho hasta ahora, sí al menos albergaba la esperanza de subir el listón de los precios de cara a campañas venideras en las que se recuperara la producción.
Pero, sin duda, no era esa la mayor oportunidad que se le presentaba al sector. El reducido margen de maniobra con el que deberían operar las bodegas en la colocación de los vinos en la distribución, tanto nacional como internacional, nos llevaba a pensar, casi de manera inexorable, en una repercusión parcial de los fuertes incrementos de los precios del vino en origen. Abriendo así la posibilidad de muchas bodegas de ir un paso más allá y luchar por hacerse un hueco en el mercado con sus propios vinos.
Pues bien, por más que restan muchos meses todavía de campaña (y en ellos han de suceder muchas cosas que modificarán los precios en origen de los vinos), las cosas no están evolucionando todo lo bien que cabía esperar. No al menos para aquellos que apostaron por una transición del granel al envasado, ni los que confiaban en abrirse un hueco en la distribución, desbancando a otros gracias a una política más contenida de precios.
Los datos de exportación del mes de octubre, últimos disponibles, indican un fuerte incremento de nuestras exportaciones de vino, tanto en valor 22,1% como en volumen 19,3%, elevando el precio medio del litro hasta los 1,41€ (datos mensuales). Magnífica noticia sin duda, a la que no obstante, convendría hacerle una observación, y es que mientras los vinos envasados crecían ese mes con respecto al del año anterior en un 19,0% en valor y 24,0% en volumen, con apenas un decrecimiento en el precio medio del -4,0% dejándolo en 2,26 €/litro; los graneles lo hacían un 41,4% en valor y un 21% en volumen, dejando el precio medio en 0,48 €/litro (16,9%). Lo que nos podría llevar a pensar que, si bien las bajas cosechas de nuestros principales compradores franceses e italianos les han obligado a tener que asumir fuertes incrementos en los precios; también nuestro mercado de vinos “españoles” envasados parece estar aprovechando la oportunidad, aunque sea a costa de sacrificar algo el precio.
Lo que nos lleva al mercado interior, donde la situación no difiere mucho, y en el que las bodegas se las están viendo y deseando en su necesidad de incrementarles los precios a las grandes superficies. Que, aunque conscientes de la situación del mercado, no parecen dispuestas a asumir aumentos que vayan más allá de un tres o cuatro por cien en el PVP.
Felicidades por este artículo. Sobre precios pienso que una buena política es la continuidad en los precios y condicionada a las características de cada bodega y no a posibles especulaciones en función de la demanda -que como se desprende de los datos que publicáis es más lógica cuando se trata del vino a granel en que, dados unos parámetros de calidad, lo que cuenta es el precio-
Desde el punto de vista de un consumidor fiel a una marca las subidas especulativas son poco asumibles y los precios altos no justificados no animan a consumir. Pensamiento central para productores y también consumidores: » Precios justos»
Wines Inform Assessors
Mientras la mayoria las Denominaciones de Origen sigan intentando engañar al consumidor con vinos que no garantizan una peculiaridad vinculada a su zona de producción como establece el Reglamento CE 607/2009, ya que cubren imitaciones de vinos franceses, sera difícil mejorar la imagen del vino español y aumentar su precio medio