La Navidad como momento de consumo

A pesar de los esfuerzos desarrollados por todos los productores de cava, la fuerte estacionalidad de este producto en las fechas Navideñas, no ha hecho sino darle más notoriedad a un problema que bien explicado hubiese podido solucionarse de manera satisfactoria para todas las partes; y que amenaza ahora en convertirse en un arma arrojadiza con consecuencias imprevisibles para el producto.

Pero entre las Navidades y la tensión política que se vive en Cataluña, zona geográfica en la que se concentran más de tres cuartas partes del total de la superficie amparada por el Consejo Regulador del Cava; han hecho que la posibilidad de prohibir durante los próximos tres años nuevas plantaciones haya superado ampliamente lo estrictamente conveniente para un sector que busca proteger la rentabilidad de sus productores y viticultores mediante una ajustada competitividad que le ha permitido situarse como el tercer producto español de más alto precio unitario en el exterior 2,42 €/litro, tras los vinos de licor y vino tinto con D.O.P. envasado; según los últimos datos de mercado exterior publicados por el OEMV correspondientes al interanual de septiembre.

Y es que, en realidad, no sucede nada que no ocurra en otras zonas geográficas o indicaciones de origen, y que básicamente es que los que ya están no quieren que entren más (o que otros crezcan más) y los que quieren entrar (o ampliar su presencia) exigen libertad para hacerlo.

Dar una respuesta que contente a todos, será prácticamente imposible y el Ministerio, organismo competente al tratarse de una figura de calidad cuyo territorio amparado excede el de una comunidad autónoma, tendrá que retratarse y optar por la expansión de zonas allende Cataluña, principalmente en los municipios de Requena y Almendralejo, dos de las localidades donde se concentran los mayores planes de reconversión de viñedos dirigidos a uvas para cava.

Y bajo esa gran carga política que tiene la decisión, parece razonable que haya optado por darse un plazo extra de quince días más, y dejar para, pasadas las elecciones catalanas, el anuncio de una decisión que deberá estar muy razonada. Pero, ni con eso convencerá a nadie.

Mucho menos polémica es la campaña de la OIVE “Marida mejor tu vida con vino”, aunque también hay bodegas que no acaban de ver su conveniencia. Ha sido la manera en que desde la Organización Interprofesional del sector vitivinícola se quiere llegar a la gente, de manera desenfadada y sencilla, para recuperar el consumo de vino en España. Al margen de resultados, que estoy seguro que van a resultar muy positivos, lo bien cierto es que de una vez por todas el sector está tomándose en serio un problema de comunicación que lo viene acompañando desde hace décadas y que ha motivado un distanciamiento con los consumidores, especialmente con quienes debían tomar el relevo de aquellos que cambiaron la alimentación por el disfrute como motivo de consumo de vino.

Hemos hecho grandes esfuerzos en modernizar nuestras bodegas, dotarlas de las últimas tecnologías situando al frente grandes profesionales formados en las mejores escuelas, reestructurado nuestro viñedo adaptándolo a los gustos de los consumidores desde el respeto al origen y la tradición de la zona de producción. Pero no hemos llegado a dar ese paso necesario de comunicarlo. Confiados en que la calidad palpable de nuestros productos sería un argumento diferenciador que nos abriría los mercados y nos permitiría elevar el precio hasta situarlos en niveles más cercanos a su valor intrínseco, no hemos podido dedicarle los recursos necesarios. De manera colectiva esta campaña debiera servir como base desde la que poner en marcha iniciativas individuales o de carácter más reducido como pudieran ser CC.AA. o Consejos Reguladores, con las que seguir desarrollándola. Y con esa esperanza contemplo el 2018 y les deseo los mayores éxitos.

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