Si queremos defender y proteger el patrimonio cultural y económico que representan las Indicaciones Geográficas de Calidad, estas hay que adaptarlas a los nuevos mercados, plataformas de comercio y registros. Resulta bastante fácil de imaginar que todo ello ha cambiado mucho en los últimos años, y todavía lo hará más en los venideros, por lo que su adaptación se hace imprescindible si queremos que puedan seguir desempeñando el papel para el que fueron creadas.
Conscientes de todo ello, el pasado 12 de octubre, con ocasión de la reunión del G7 de Agricultura en Bérgamo firmaron un documento estratégico con el objetivo de valorizar las I.G.s de ámbito agrícola, medioambiental y comercial, definiendo los instrumentos para luchar contra los fraudes, los planes para una producción sostenible y el impulso a las negociaciones para la tutela legal de las I.G.s.
Documento que se ha denominado “Declaración de Bérgamo” y cuyos cuatro puntos aluden, básicamente a: 1.- Creación de un sistema multilareal de protección; 2.- Mejoramiento en la transparencia de la “Internet governance” para una eficaz protección como propiedad intelectual, 3.- Profundización de las investigaciones y estudios respecto al aporte positivo de las I.G.s en la sostenibilidad económica, medioambiental y cambio climático; y 4.- Incremento de los recursos financieros para la cooperación internacional destinados al fortalecimiento de las I.G.s.
Ya en ámbito mucho más local pero no menos importante, los Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen vitivinícolas, agrupadas en la CECRV se reunían en Asamblea el pasado día 27 de octubre para solicitar una mayor simplificación administrativa en la comercialización de sus vinos. Denunciando que en algunas ocasiones los trámites burocráticos con el mismo fin, deben ser cumplimentados hasta tres y cuatro veces ante administraciones diferentes.
Conscientes de la evolución preocupante que están teniendo los precios del vino y las alarmantes consecuencias que pudiera tener sobre nuestro débil consumo y transcendentales exportaciones, apuestan por aprovechar la coyuntura para acercar a su valor real los vinos de calidad aumentándoles el precio. Pero siempre bajo el estricto criterio de un posicionamiento correcto en los nichos de mercado.
¿Porqué las Denominaciones de Origen no se adaptan tambien a que los consumidores prefieren vinos con sabor al sitio de donde provienen y se siguen autorizando dentro de las DO españolas imitaciones de vinos franceses?