La verdad es que en pocas ocasiones se puede definir tan bien y con tanta extensión una cosecha como lo está siendo esta de 2017 en España. Una frase tan sencilla como: “la vendimia está siendo de una calidad excelente, debido a las condiciones climatológicas, unidas al buen estado sanitario de la uva y a una correcta maduración, por lo que esperamos calificar la campaña de muy buena a excelente”; acompaña de esta otra: “la buena calidad de la vendimia, caracterizada por una reducción de racimos, consecuencia de las sequías de 2016 y escasas lluvias, mayor grado alcohólico”; la definirían a la perfección.
Si buscamos algo más de información y poder hacernos una idea más precisa de sus posibles consecuencias, esta otra podría bien indicar el camino a tomar: “las variedades autóctonas han mostrado, un año más, su mejor adaptación a nuestras condiciones climáticas”.
Y si lo que pretendemos es conocer alguna de las razones que justifican esta cosecha aquí tienen otra muy esclarecedora: “la intensa sequía, con escasas precipitaciones en todo el periodo estival, las altas temperaturas del verano y la helada que castigó algunos de los términos a finales de abril, son los causantes de esta merma y del adelanto de 15 días en el inicio de la recogida”.
Añadan: “la escasez de producto y su buena calidad han influido en el incremento de los precios esta campaña”.
Unas pocas frases que han sido utilizadas en todas las regiones vitivinícolas españolas para definir lo sucedido y que justifican estimaciones en el entorno de los 35 millones de hectolitros, aunque nosotros seamos un poco menos pesimistas y pensemos que podríamos llegar a los treinta y seis y medio si acaban obteniéndose unos rendimientos en mosto normales.