Ciento cuarenta y cinco millones de hectolitros, con una más que probable revisión a la baja en las próximas semanas, es la cosecha estimada por la DG Agri de la Comisión Europea para la campaña vitivinícola 2017/18. Esto supondría un 14,4% menos de vino y mosto que la anterior, lo que representa poco más de veinticuatro millones de hectolitros menos que los 169.495 obtenidos en la campaña 2016/17.
No es este un sector muy dado a alarmarse fácilmente. Precios que suben y bajan con demasiada facilidad en función de la posición mantenida por unos pocos operadores, que sin apenas movimiento de vino son capaces de alterarlas, nos han demostrado históricamente que es posible. Y aunque la gran mayoría se suben a este carro, más en la esperanza de saber bajarse en el último momento aprovechado todo el rango de subida que hayan sido capaces de reflejar sus cotizaciones; que convencidos de que se traten de cotizaciones reales y sostenibles en el tiempo. Hoy es prácticamente imposible acercarse al mercado a por algo que no sean partidas muy específicas de cualidades muy concretas y por las que, en estas o cualquier otras circunstancias, se estaría dispuesto a pagar precios que nada tienen que ver con los pretendidos por la producción.
Luego también están aquellos que conscientes de la perentoriedad de la situación buscan aprovecharla, y con pretensiones un poco más razonables buscan darle salida a la producción en pocas semanas, garantizándose el cobro y la retirada del producto y aprovechándola para fidelizar clientes. Naturalmente son muchos menos que los que están convencidos del poder dominante que tienen sobre el mercado y que aspiran a doblar los precios de la pasada campaña. Pero los hay, y es importante destacar que cada vez más.
También está ayudando mucho a que haya quien esté dispuesto a quitarse de en medio cuanto antes dándole salida a la cosecha de manera inmediata, el hecho de que los grandes distribuidores no se cansen de advertir que sus negocios no admiten subidas como las pretendidas y que la situación actual que están viviendo les obligará a buscar políticas imaginativas en precios y productos.