Poco a poco, las vendimias 2017 van tocando a su fin. Ya son innumerables los lagares que han cerrado sus tolvas y, mientras los trabajos de bodega siguen su ritmo normal, es momento de ir haciendo recuento del fruto recibido esta campaña.
La teoría es que, a través del Infovi, esta información debería estar disponible en los primeros días de noviembre, cuando sean publicados los datos correspondientes a septiembre. Ya que, a diferencia de lo que ha sucedido hasta ahora, el adelanto entre dos y tres semanas al que se ha visto sometida esta vendimia, permitirán concentrar la gran parte de la cosecha un mes antes de lo que ha venido siendo habitual.
El problema está en que cuando son publicados los datos definitivos de campaña (ya en el mes de julio siguiente) estos acaban difiriendo mucho más de lo que podría considerarse como aceptable. Es verdad es que este no es un problema ni nuevo, ni al que el sector no esté acostumbrado. Pero ni una, ni otra, son razones que justifiquen tales discrepancias entre los datos publicados al inicio y al final de campaña.
Por si esto no fuera poco, la experiencia nos indica que en años como este, en el que las cosechas son tan cortas, estas discrepancias acaban siendo más importantes. ¿Acabará sucediendo este año también con el Infovi? Confiemos en que no y que en noviembre tengamos una información fiable y ajustada a lo que en realidad han sido las vendimias 2017. Y no porque el hecho de contar con dos o tres millones de hectolitros más vaya a cambiar mucho las cosas, y sí porque no resulta de recibo que con los medios actuales y las obligaciones a las que están sometidos nuestros viticultores y bodegueros, siga sucediendo exactamente lo mismo que cuando se presentaban las declaraciones en papel.
Precios de uvas y mostos, pero muy especialmente los vinos, necesitan de esa información con la que poner en orden unas cotizaciones totalmente desbaratadas y que carecen de transacciones que las avalen.