Quienes me conocen saben de mi afición a hacer partícipes a quienes asisten a mis charlas y conferencias, con preguntas más o menos intencionadas cuyo único objetivo es hacerles reflexionar sobre cuestiones muy concretas y fáciles, pero en las que habitualmente no reparamos o pasamos por encima de ellas sin prestarles toda la atención que merecen. Hacer esto a través de un medio escrito, por más que existan las plataformas digitales, en las que se vuelca una pequeña parte de estos comentarios, y que se favorezca ese intercambio de opiniones que ayuda a enriquecer un tema; resulta complicado. Pero aun así, lo voy a intentar.
Muy posiblemente, si les preguntara si hay alguien de los que leen estas páginas que no conoce o no ha utilizado en alguna ocasión Wikipedia, la respuesta sería unánime en sentido negativo. Reafirmando con su respuesta mi creencia sobre el papel preponderante y dominante que tiene en nuestra sociedad del siglo XXI la información y el papel que en esta tarea desempeña la comunicación en su más extenso concepto y que va mucho más allá de la mera descripción o definición, hasta la facilidad de acceso y el precio que estamos dispuestos a pagar por ella.
Todos ustedes, en alguna ocasión, han accedido a Wikipedia en busca de alguna definición. Muchos más, seguro, de los que lo han hecho a un diccionario enciclopédico cualquiera, incluso en formato digital. Y en cambio, yo me pregunto ¿cuántos han hecho un donativo para evitar su desaparición? Incluso sabiendo que su supervivencia dependa de él, ya que se encuentra en serio peligro y corremos un alto riesgo de que esa plataforma deba ser cerrada. Como, por otra parte, ya han hecho revistas y medios físicos de gran calidad dedicados al sector vitivinícola.
Sabemos de la necesidad de la información y la importancia de una solvencia y acceso rápido a ella. Pero no estamos dispuestos a pagar por ella. El valor más preciado de esta sociedad debe ser sustentado por ¿¿??, porque no estamos dispuestos a pagar por ella.
¿Es sostenible este modelo de información?
Lo que en un primer momento parecía que solo afectaba a los medios tradicionales, que exigían el pago de una pequeña cantidad por acceder a su información. Y que señalaban con insistencia a los medios digitales de ser los causantes de su situación. Ha acabado afectándoles también a ellos. Lo que nos debería llevar a reflexionar sobre el “valor de la información” y el precio que debemos pagar por ella.
Podrán imaginar que el sector vitivinícola no es una isla en este océano de cambios sociales, no en vano (aquí aprovecho para meter una cuñita) una buena parte de los problemas que tenemos en los países tradicionalmente productores con el consumo interno de vino es debido, precisamente, a la incapacidad de adaptación que han tenido productores, prescriptores, medios de comunicación, distribuidores, administraciones… Situación que, por más evidente que me resulte, ha sido, y todavía hoy es, poco percibida por todas las partes implicadas. Cruzándose reproches y buscando soluciones de manera individual que pongan un parche a una pequeña parte de ese problema, pero muy alejados de una respuesta colectiva y eficaz a la resolución del problema colectivo.
Seguro que un debate sobre cuáles han sido las razones que nos han traído hasta aquí resultaría muy enriquecedor. Pero dadas las limitaciones para poder hacerlo aquí y ahora, me conformaré con que cada uno de ustedes reflexione sobre la situación de Wikipedia, lo que es y el papel que desempeña. Luego, los que todavía se encuentren con ganas, que vayan un poco más allá y lo trasladen al sector vitivinícola.
Y para los que aun con todo, todavía tengan ganas de compartirlo podrán hacerlo a través de las redes sociales, blog o web.