Parece que cuando no son unas cosas, son otras… pero el caso es que no estemos tranquilos. Primero fue la necesidad de buscar en el mercado exterior los consumidores que en el interior no encontrábamos. Luego intentar que el valor de nuestras exportaciones aumentase un poco y permitiera mantener la rentabilidad de unas producciones vitícolas que estaban seriamente amenazadas.
Ahora, nos vuelven a dar una vuelta de tuerca en los mercados y los ingleses se empeñan en salirse de la Unión Europea, invocando el artículo 50 del Tratado que la mayoría de los jefes de Estado que lo aprobaron no pensaron jamás llegara a aplicarse. Y todo eso bajo la utilización de unos argumentos que, cuando menos, deberíamos calificar de inexactos y torticeros, que llevaron a muchos británicos a expresar en las urnas más un estado de ánimo e intención de propiciarle un revolcón político a su primer ministro, que una verdadera intención de abandonar su principal mercado y a sus más fieles aliados.
Pero no han acabado aquí nuestros problemas, también nuestros vecinos galos andan revueltos con nuestros vinos y lo que hasta ahora habían sido ataques contra cisternas cargadas de vino español, alegando que llegaban a su territorio para hacerle la competencia a sus propios vinos con bajos precios, totalmente imposibles de igualar por ellos; ahora ha ido un paso más allá y los franceses han llegado a entrar como vándalos en una cadena de supermercados y, al grito de “¡No a los vinos importados!”, tomar decenas de botellas de sus estanterías y destruirlas ante sus puertas. Amenazando, al más estilo gansteril, que volverían.
Claro que, considerando el tipo de personaje que ha llegado a presidente de los Estados Unidos y el mensaje, en muchas ocasiones mucho más cerca de las amenazas que de intenciones, en contra de los productos importados; no es de extrañar que en muchos colectivos de otros países cunda el ejemplo. Extendiéndose sus políticas como una mancha de aceite y, bajo el convencimiento de que “aquí vale todo” son muchos los que se invisten de defensores de la Patria y atacan de manera impune uno de los principios fundamentales de esa Unión Europea que ayudaron a construir hace 60 años, como es el de la libre circulación de mercancías.
No deja de resultar curioso que estos actos vandálicos, que han venido acompañados de soflamas exigiendo a la gran distribución que retire inmediatamente de sus lineales los bag-in-box importados, alegando que cada día ocupan más espacio en sus estantes; hayan coincidido con la publicación de los datos de exportación del mes de enero, primeros en los que se aplica una nueva partida arancelaria que permite conocer el volumen de vino que ha sido exportado en esa categoría de envases de capacidad superior a dos litros e inferior a 10, especialmente bag-in-box, cada vez más demandados.
Y aunque todavía es muy pronto para poder decir si nos han sorprendido o no, lo cierto es que, a tenor de lo que hemos podido conocer, 11.339 hectolitros de los 922.175 exportados a granel (según la antigua nomenclatura combinada) no parece ser una cantidad tal como para pensar que es un producto capaz de suponer ninguna amenaza en ningún país. Y respecto a que hayan bodegas francesas que compran vino en España para ser envasado allí y comercializado bajo una etiqueta francesa, es una cuestión estrictamente de mercado que, viéndolo desde el lado español, podríamos decir que nos aleja de los consumidores y hace muy difícil poder luchar por disponer de productos con valor añadido y creadores de fidelidad entre los consumidores.
Y cuando parecía que el sector iba organizándose y tomando conciencia de la importancia de contar con una Interprofesional del Vino que abordara los problemas sectoriales más importantes a los que debe hacer frente de forma colectiva y eficiente, decide relevar a su director gerente de manera fulminante.
No me sorprende que los franceses estén destruyendo vino español. A pesar de tener magnificas variedades autòctonas, en España se siguen imitando los vinos franceses y exportando a bajo precio. ¡Aquí se critican los «top manta» cuando muchos vinicultores hacen algo parecido! ¿Las Denominaciones de Origen seguiran sin respectar el reglamento comunitario 607/2009, mezclando vinos originales con imitaciones de vinos franceses, causando confusión y rechazo?