La semana pasada nos preguntábamos cuáles iban a ser las consecuencias que las lluvias registradas en aquellos días iban a tener sobre la cosecha. Pues bien, en estos momentos aunque no sea posible cuantificarlo de una forma exacta, sí al menos podemos afirmar que sus efectos serán positivos. Las regiones del norte, más retrasadas en sus vendimias, las asimilarán correctamente y permitirán recuperar, aunque sea muy tímidamente, algo de producción, y para el resto resultarán irrelevantes.
Lo que dicho así podría parecer poco, pero considerando que lo más importante de esta añada está siendo la excelente calidad de un fruto caracterizado por su perfecto estado sanitario; no lo es tanto.
A pesar de la importancia que tiene lo ocurrido con los precios de las uvas marcados por las dos grandes bodegas españolas, Félix Solís y Vinartis, que después de algunas semanas abiertas decidieron elevar, con efecto retroactivo y para todos sus centros, sus cotizaciones. Conviene no olvidar que no todo es Castilla-La Mancha. Que hay viñedo y vino más allá de esta región y que, prácticamente en todas las zonas se habla de horquillas muy similares a las del año pasado a la hora de fijar las cotizaciones a las que se han firmado los contratos.
Una buen explicación de lo sucedido la podríamos encontrar en la revisión a la baja publicada por Cooperativas Agro-alimentarias, que ha fijado la cosecha a nivel nacional en los cuarenta millones y medio de hectolitros, y la de Castilla-La Mancha en veintiuno. Volumen, sin duda, suficiente para cubrir todas nuestras necesidades sin problema y que nos debería permitir mantener las aspiraciones de una mejor colocación de nuestros productos.