Solo hace falta que no la fastidiemos

A diferencia de lo que venía sucediendo cuando en años anteriores se anunciaba una cosecha superior a la del año anterior, en esta ocasión el sector, en general, parece haber tomado conciencia de que la solución a sus problemas de consumo, precios y colocación de producción no está en la discrepancia y enfrentamientos, sino más bien en la coordinación y aprovechamiento de sinergias.

Parece bastante evidente que España está llamada a convertirse sino en el primer productor de vino del mundo, a ir alternando ese puesto con franceses o italianos; y eso requiere hacer frente a una producción por holgadamente por encima de los cincuenta millones de hectolitros. Lo que hacerlo de un país en el que su consumo interno está en los diez millones obliga a hacer un ejercicio de armonización algo más que imaginativo si queremos que buena parte de ese potencial de producción no acabemos perdiéndolo.

Las exportaciones nos están yendo bien y poco a poco vamos haciéndonos con nuevos mercados y consolidando los ya conquistados. Batacazos como los que ha tenido Chile este año con una cosecha inferior a la anterior casi un veinticinco por ciento y una calidad de la uva y, es de suponer que de  mostos y vinos obtenidos de ellas, que no es toda la que los mercados exigen. Abre un importante hueco para un país como el nuestro, con grandes volúmenes, precios muy competitivos y gran número de empresas ávidas de oportunidades por llenar esos huecos.

Conseguir poner un poco de orden en la producción, destinando el volumen necesario a la elaboración de mostos para abastecer el mercado mundial sin hacer tambalear los precios, elevar el precio medio de nuestros grandes volúmenes sin perder la competitividad y haciendo un poco más sostenible el cultivo de la viña con pequeños incrementos que marquen un futuro mejor para todos. Es posible, y para ello no hace falta mucho. Este año parecen que se alinean los astros, que calidad y cantidad nos son favorables. Solo hace falta que no la fastidiemos. Como los buenos enólogos, que seamos capaces de sacarle a la viña todo el potencial que tiene.

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