Analizar la rentabilidad y elaborar un Plan de Viabilidad es lo primero que cualquier empresario haría al plantearse invertir en un negocio. No digamos las entidades de crédito a la hora de concedernos los préstamos de liquidez con los que desarrollar nuestra actividad, o con los que realizar las inversiones necesarias que mejoren nuestra productividad que analizan los flujos de caja, rendimientos, fondos de maniobra o ratios con gran recelo y absoluta asepsia.
No parece descabellado pensar que si al sector vitivinícola español le estamos exigiendo profesionalidad en sus gestores, mejorar la comercialización de sus productos, expansión en nuevos mercados, calidad mantenida y certificada,… pero además le estamos privando de ayudas y subvenciones que distorsionan el mercado, o medidas de intervención o regulación que limiten su competitividad… tengamos que asumir que su futuro pasa, irremediablemente, por un cambio sustancial en lo que tenemos.
Si es que lo que tenemos podemos analizarlo con los datos denunciados por las organizaciones agrarias en numerosas ocasiones, o a través de los últimos datos publicados por la Subsecretaria de la Subdirección General de Análisis, Prospectiva y Coordinación del Magrama en su Estudio de Costes y Rentas de las Explotaciones Agrarias (ECREA) sobre 45 explotaciones vitícolas españolas. Que yo creo que sí. Aunque la muestra no parezca muy representativa, pero que, en mi opinión, el aval de los técnicos del Ministerio y la coincidencia con la estadística procedente de otras fuentes, nos deberían permitir, si no hilar muy fino y tomar decisiones precisas, sí deberían, al menos, ser suficientes para asumir cuál es la realidad de este sector y empezar a plantearnos la necesidad de tomar medidas encaminadas a remediar esta situación.
Producir a pérdidas resulta completamente insoportable en el tiempo. Eso lo entiende y comparte cualquiera, incluso aquel que mantiene la propiedad de la tierra y cuida el viñedo por cuestiones de índole sentimental, teniendo asegurado su sustento con otra actividad. Pensar, por lo tanto, que un sector puede desarrollarse y tener futuro cuando sus viticultores han tenido una Renta Disponible de 8.279,13€, un Margen Neto de -62,95€ y un Resultado de -22.225,98€ por explotación durante 2014 según el ECREA del que encontrarán más detalle en www.sevi.net, es una necedad.
Las bodegas, según los datos del INE, publicados en ediciones anteriores, mantienen beneficios y, con estos datos parece bien claro que, a costa de los viticultores. ¿Esto es bueno? ¿Tiene futuro? ¿Es sostenible?… Estamos viviendo una época de grandes cambios en el sector vitivinícola, ¿hasta dónde estamos dispuestos a negociar e ir todos juntos?, o ¿podemos afrontar las exigencias de los actuales mercados de una forma deslavazada y disgregada?
Ahora lo has dicho las bodegas mantienen beneficios a costa de los viticultores.
El viticultor en la zona de ribera de duero de donde soy en general no hecha cuentas ya que no es solo viticultor . y llegada la vendimia esta atado ya que no hay un organismo serio oficial que controle y ponga precios minimos al precio de la uva.
Contando esto con todos los gastos que le supone la viticultor sacar una Ha . y el estado debería entrar en este tema .,pero de otra manera , no se cual sería , creo que distinta a la que historicamente nos tiene acostumbrados.
Por otra parte el viticultor al estar sin proteccion , las bodegas sean han vuelto demasiado ambiciosas y eso está hundiendo el precio de los vinos a nivel nacional e internacional.