Superado el episodio de ciclogénesis explosiva que anunciaban para prácticamente la mitad norte de nuestra península y que ponía en peligro la buena evolución de una parte muy importante de nuestra cosecha, podemos sentirnos satisfechos con los resultados. Ya que, si bien el viento y lluvia que anunciaban llegaron, sus efectos sobre el viñedo apenas se dejaron notar. O expresado con mayor precisión: las temperaturas moderadas de los días siguientes permitieron evitar peligrosos episodios de podredumbre.
Casi lo mismo que lo sucedido con los precios de las uvas y mostos, cuyos primeros arranques se vieron fuertemente contestados con huelgas y movilizaciones que ponían en serio peligro la cosecha, y a los que acabaron imponiéndose la cordura a través de acuerdos (nunca enteramente satisfactorios para nadie, de ahí su eficacia) que han permitido recuperar el normal desarrollo de la vendimia. Queda para más adelante la resolución de un problema que se repite campaña tras campaña y que va mucho más allá de una horquilla de precios, antojándose necesarios acuerdos mucho más globales que hagan posible esa corresponsabilidad en los resultados conseguidos por los elaboradores.
Lo que sí parece que está funcionando bien, y de ello se están encargando organizaciones sindicales y administraciones competentes, es lo relativo al cumplimiento de la exigencia legal de un contrato previo a la descarga de los remolques, la cumplimentación del precio al que serán retribuidas sus uvas, y el pago a los treinta días. Y en esta situación, todo parece indicar que se ha encontrado la forma (o formas) de superar los problemas anunciados por las bodegas para poder hacer frente al plazo de pago en 30 días.
Ahora ya solo falta que el tiempo cumpla con sus previsiones, que nos respete y que la gran calidad que presenta la uva tenga su traslación a unos vinos y mostos que deberán encontrar acomodo en mercados exteriores donde nuestros principales compradores vaticinan cosechas similares para el caso de Francia y ligeramente superiores, un diez por ciento, en el de Italia.