Calidad extraordinaria como consecuencia de un viñedo completamente sano ante la ausencia de lluvias que propiciaran la aparición de enfermedades. Un adelanto de dos o tres semanas que el mes de agosto se ha encargado de ir reduciendo hasta prácticamente una, obligando en no pocos casos, a paralizar durante dos o tres días las tareas de vendimia para dejar que el fruto madurara. Y unas estimaciones que los fuertes calores de este verano se han ido traduciendo en la pérdida de producción hasta situar las previsiones en una cosecha similar a la del pasado año. Serían las tres grandes características que definen, a grandes rasgos, la cosecha española 2015/16.
Ahora, si quieren, podemos entrar en detalles sobre cada una de las regiones, pero para eso ya tienen la información pormenorizada de Cada 7 Días. O insistir sobre la gran preocupación que la puesta en marcha de los contratos que deberán existir antes de entregar las uvas en las bodegas está generando en el sector. A unos porque exigen su cumplimiento y amenazan con perseguir y denunciar las violaciones de la norma; y otros porque lo consideran discriminatorio con respecto a lo aplicable a las cooperativas y consideran que supone un coste financiero inasumible, al tener que adelantar el pago dos, tres y hasta cuatro meses sobre las fechas en las que lo han venido haciendo.
Aunque ninguna de las dos informaciones va mucho más allá de lo que ya adelantábamos hace semanas y vaya a influir mucho sobre el otro gran tema que ocupa y preocupa al sector y que no es otro que los precios a los que se pagarán las uvas y saldrán a la venta mostos y vinos. Asunto sobre el que, de momento, hay poca información, y la que existe podríamos resumirla en que se asemejan bastante a los del año pasado.
Considerando que en la pasada campaña no parece que nos hayan ido muy mal las cosas; ya que, sin información estadísticas concreta (cuestión que será remediada a partir del 20 de septiembre con la obligación mensual de efectuar las declaraciones pertinentes) las existencias en las bodegas parecen haber disminuido, gracias fundamentalmente a la excelente evolución de nuestras exportaciones. Precios similares para un volumen de cosecha parecido parece un buen principio para mantener nuestra actividad en un entorno europeo en el que tampoco parece, a tenor de las estimaciones conocidas, que vayan a existir muchas diferencias con respecto a la campaña 2014/15.
Sin duda un buen escenario para una campaña en el que el sector deberá asumir cambios muy importantes en pro de una mayor profesionalización y corresponsabilidad, encaminados a mejorar la eficiencia de sus operadores y hacer frente a la recuperación del consumo interno.