Como una moto

Así de contundentemente podría definirse la evolución de nuestras exportaciones en los cuatro primeros meses de 2015, en los que el volumen ha crecido un 16,2% si consideramos mostos, vinagres y vinos aromatizados, pero cuyo porcentaje alcanza el 25,7 si nos vamos a los datos interanuales. Lástima que el valor no nos acompañe, quedándose su tasa de crecimiento en el 4,2% para los primeros cuatro meses de 2015 y en el 1,5% en la cifra interanual.

Con estos datos no es muy difícil imaginar lo que ha sucedido con los precios medios ¿verdad? Pues eso, que se han derrumbado hasta el 10,3% en tasa anual y el 19,2% en interanual, quedando fijado en un euro y uno euro con cuatro céntimos euros el litro, respectivamente

Información importante, sin duda la facilitada por el OEMV en su análisis mensual del mercado exterior que nos debería hacer reflexionar sobre el papel que estamos jugando en el mercado mundial de vino y el valor que nuestros elaborados tienen. Pero que no dista nada de lo que viene sucediendo mes tras mes y que es perfectamente conocido por todos: operadores, productores, importadores,… incluso la Administración. Pero a lo que nadie es capaz de ponerle solución, más allá de declaraciones de intenciones y aspiraciones que apenas resisten un somero análisis.

Que resulta inadmisible que el vino blanco a granel y sin indicación de origen lo vendamos a 0,33 euros el litro (tomando los datos interanuales, que si nos vamos a los anuales debemos hablar de 0,30), pues claro que lo es. Que el precio medio de 0,38 €/litro de los vinos a granel, un 28,7% más bajo, nos debería hacer reflexionar tanto como que mientras los vinos envasados crecen a un ritmo del 9,1%, los graneles lo hacen al 37%; pues también. ¿Pero tenemos solución para esto?

Según el informe elaborado por Ciatti Global Wine & Grappe Brokers de junio 2015 en su análisis de los precios en origen, somos el país que más barato vende sus vinos del mundo, haciéndolo en la horquilla 0,28-0,36 $/litro en blancos comunes, 0,34-0,39 en rosados y 0,36-0,41 en tintos. A años luz de Francia, con unos precios en origen de entre 1,07-1,13; 0,96-1,01 y 0,90-0,96 dólares respectivamente. Prácticamente el triple que nosotros.

Pero nada de todo esto nos puede sorprender. Lo sabemos. Todos somos conscientes de cuál es el primer criterio de compra de nuestros vinos, de lo que sucede cuando subimos los precios, o de cuáles son los tipos de vinos que son más estables y cuáles los que soportan los vaivenes de los mercados.

Ahora solo falta que lo asumamos, diseñemos una estrategia y un horizonte en el que darle la vuelta a esta situación y nos pongamos a trabajar.

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