Aunque muy posiblemente el problema lo tenga yo en mi falta de imaginación; no se me ocurre mejor forma de combatir el botellón y el alcoholismo de fin de semana entre los jóvenes que mediante la educación y la información. Aunque ello requiera mucha más imaginación e interés en solucionar este problema que en prohibir y sancionar.
Mi escasa experiencia y conocimiento de los jóvenes me lleva a pensar que están interesados en su cultura, que lo valoran como un objeto de deseo que está mucho más allá de su contenido alcohólico. Definiéndolo como una bebida de prestigio que aspiran consumir con mayor frecuencia cuando su capacidad económica se lo permita. Y aunque la consideran compleja y difícil de entender, la mayoría aspira a conseguirlo, pues considera que va parejo a su evolución personal y profesional.
Sabemos, y eso no es una opinión, que tenemos un serio problema con los jóvenes. Que la educación en los hogares dista mucho de aquella que le ofertaba un acercamiento paulatino y tutelado al mundo de vino. Y que todos debemos hacer grandes esfuerzos por acercarnos a esos nuevos consumidores. Y si no, ahí tienen la campaña de “Quien sabe beber, sabe vivir”, o la propia Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), que fija entre sus objetivos prioritarios el de recuperar el consumo interno; y ya, a un nivel mucho más humilde pero igual de efectivo, las acciones desarrolladas por bodegas, denominaciones de origen, gobiernos regionales o restauradores.
Pero con esto no basta. Hay que hacer muchas más cosas, tener mucha más imaginación, lo que no siempre supone grandes recursos económicos y sí mucho más compromiso personal.
Y en esta semana tenemos dos excelentes ejemplos.
Una la llevada a cabo por la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha en el IES “Andrés de Vandelvira” de Albacete, en el que treinta y tres alumnos de primero y segundo de Grado Superior de Procesos y Calidad Alimentaria han tenido la oportunidad de elaborar su propio vino y aprender a conocer lo que son algunas variedades, o distinguir jóvenes de crianzas de la mano de Luis Jiménez.
¿Esto es incentivar su consumo?, ¿propiciar el alcoholismo?, ¿incitar el abuso? Yo creo que no, que todo lo contrario. Esto supone respeto y admiración por una bebida que forma parte de nuestra tradición y cultura, pero especialmente por unos jóvenes a los que hay que formar y enseñarles unos principios sobre los que desarrollarse.
Otra la de David Muñoz del restaurante DiverXo, el cocinero más transgresor actualmente de la gastronomía mundial que se ha atrevido a ver el vino como un ingrediente más de su cocina, integrándolo en sus platos, rompiendo moldes, yendo contra corriente y desafiando a los más puristas de este sector (que los hay y muchos), que no han tardado ni un segundo en responder a sus propuestas de servir el vino en pipetas, cucharas, para beber con pajita, en una concha de ostra…
Claro que a todos ellos les pediría yo que me dijeran qué hacen ellos por el vino y, lo que en mi opinión es mucho más importante, por llevarlo hasta nuestras mesas y acercarlo a un consumidor al que han atemorizado, asustado, ahuyentado y expulsado con sus notas de catas, parafernalias de servicio, conocimientos y vocabularios. Pero debe ser que para mí el vino no es solo un lujoso vestido de alta costura, es mucho más casual, informal, atrevido…
Esperemos que dentro de poco llegue el momento de plantearse cómo y de qué forma afrontar la recuperación del consumo en acciones concretas. Serán necesarias ideas que vayan mucho más allá de meras campañas basadas en altos costes y cualquier idea e iniciativa que se adopte debería ser bienvenida.
Desgraciadamente vamos al revés de todo el mundo. Cuando la juventud de otros países está substituyendo la cerveza y los licores por vino, aquí pasa lo contrario, cuando es evidente y comprobado que el vino es bueno para la salud. El que no hay que pasarse en su consumo es indiscutible, pero esto sucede con todas las cosas buenas y malas.
En mi opinión se ha asustado a la juventud con extensas descripciones sobre el paladar de cada vino y eso acompleja ya que no todo el mundo le sabe encontrar el paladar de sotobosque. fruta madura, minerales, etc..