Dejar de gastar algo siempre resulta curioso, ya que no parece que nuestro país esté, precisamente, como para no gastar. Pero a tenor de la información publicada por el FEGA, en el ejercicio 2014, comprendido entre el 16 de octubre de 2013 y 15 de octubre de 2014; 18.577.891 euros del Programa de Apoyo Nacional (PAN) al sector en España quedaron sin cubrirse. Todas las medidas presentan valores negativos entre su techo de gasto y el efectuado. Aunque es la medida de reestructuración y reconversión de viñedo la que más ficha presupuestaria deja sin cubrir, casi dieciséis millones de euros sobre un total de 128,5 M€. Si bien, proporcionalmente, es la destinada a la promoción en terceros países la que más presupuesto más deja por cubrir (21,12%). Y es que parece que los férreos controles a los que son sometidas estas ayudas, la gran burocracia que llevan aparejada, y la cofinanciación al 50% con fondos propios; han llevado a un buen número de bodegas a renunciar a ellas y no utilizarlas.
Pero especialmente curioso resulta el desglose por autonomías, pues mientras la madrileña gasta el 99,23% en la promoción en terceros países, Castilla-La Mancha, región que acapara el 43,92% del presupuesto, tan solo dirigió el 2,2% de su gasto a esta medida; centrando en la reestructuración y reconversión de su viñedo la mayor cantidad, con casi sesenta y cinco millones, un 70,37%; al tiempo que la destilación de subproductos se situaba como segunda medida más utilizada con un gasto del 24,22%.
¿Y todo esto para qué? Cabría preguntarnos viendo las estadísticas de exportación. Porque los resultados no pueden ser más desalentadores. ¿O sí?, pero mejor esto no nos lo vamos ni a plantear. Porque si con el potencial de producción que tenemos, hasta dónde ha caído nuestro consumo interno y las escasas posibilidades que tenemos de incrementar de forma relevante la colocación de productos derivados, como a las exportaciones no le pongamos remedio y seamos capaces de valorizar nuestros vinos en el exterior, tenemos un problema.
Mejor pensar que esto de vender fuera es muy complicado, que cuesta mucho tiempo y hay que dedicar muchos recursos. Que el consumidor es inteligente y el “esnobismo” puede superarse y que prevalezca la relación calidad/precio; porque en calidad y precio somos extraordinariamente competitivos. Pero, por favor ¡que sea ya!
El precio medio del litro de vino, en valores interanuales, está ya en 1,19 euros, pero es que el litro de granel está en 0,42, aunque el de envasado alcance los 2,08. Pero es que más del cincuenta y cuatro por ciento de lo que vendemos seguimos haciéndolo a granel; y lo que es mucho más preocupante, es la partida que concentra la totalidad del crecimiento de nuestro comercio exterior, pues mientras en el interanual crece el 39,1%, los envasados apenas lo hacen un 0,8%.