Las previsiones macroeconómicas formuladas por todos los organismos internacionales para el último trimestre de este año y todo 2015 ponen a España a la cabeza de la economía europea, señalándolo como el país que más crecerá y como la nación que deberá tirar de una Unión Europea, que muestra síntomas de debilidad con graves riesgos de recaída en una tercera etapa de crecimiento negativo. A pesar de ello, nuestra economía, y especialmente el sector vitivinícola, pueden verse afectados muy negativamente por esta situación, si no sabemos hacer bien las cosas.
La exportación y el turismo, más bien en orden inverso al que se han citado, son los dos grandes pilares sobre los que estamos recuperándonos. Contar con un mercado con la suficiente capacidad económica para adquirir nuestros productos, tener clientes que dispongan de dinero para comprar nuestros vinos, no es un deseo sino una imperiosa necesidad, si queremos seguir creciendo.
Elaborar más o menos. Hacerlo a un precio u otro. Y vender a precios más bajos o menos que nuestros competidores. Son todo cuestiones transcendentales para aspirar a tener éxito; pero no suficientes. Sabemos, porque así lo ponen de manifiesto todos los estudios de mercado que se han elaborado, que el vino español está muy bien considerado por su nivel de calidad, pero el precio que se está dispuesto a pagar por él está muy lejos del que perciben nuestros socios-competidores italianos o franceses. Contar con unos clientes que mantengan su renta disponible con la que poder seguir acercándose al mundo del vino es muy importante para todos, pero especialmente para un país como el nuestro, que exporta casi dos veces y media lo que consume dentro de sus fronteras.
Claro que también lo podríamos ver como una excelente oportunidad. Si seleccionan más lo que compran, es posible que consigamos hacerles entender que nuestra calidad puede competir sin ningún complejo con esos vinos que tradicionalmente han comprado. Y si nosotros hacemos un esfuerzo por mejorar nuestra presencia con campañas genéricas, presentaciones, mayor presencia en las grandes cadenas de distribución y tiendas especializadas,… podemos hacer que lo que puede suponer una amenaza para lo que es nuestra tabla de salvación (la exportación), nos fortalezca y consigamos mantener cuotas de mercado y aumentar precios.