Si hace una semana nos lamentábamos de que el sector no contara con ninguna estimación de cosecha de los organismos u organizaciones profesionales, hoy podemos decir que el Magrama ha hecho pública la suya, correspondiente al mes de junio. En la que cifra la próxima cosecha en 39.443.160 hectolitros.
Bueno, no es mala cosa. Al menos ya sabemos por dónde estima el Ministerio la cosecha, y aunque la fecha a la que está referida (junio) está muy expuesta a posibles cambios de gran consideración, tenemos una estimación oficial con la que comenzar a trabajar y que cada uno pueda, con sus ajustes, planificar la campaña.
Los acontecimientos del pasado año, con remolques aguantando largas colas a pleno sol hasta que la bodega o cooperativa tenía la posibilidad de darle entrada a su fruto, han obligado a tomar medidas que eviten se pueda repetir tales circunstancias.
Efectivamente, ni la cantidad es la misma, ni a las bodegas parece que les vaya a pillar por sorpresa la llegada masiva procedente de las hectáreas de viñedo vendimiadas a máquina. Pero, incluso así, prácticamente todas han establecido protocolos más o menos rigurosos por los que los viticultores deberán comunicar con la suficiente antelación el volumen que tienen previsto entregar y cuándo.
Norma que se une a la ampliación de la capacidad elaboradora que muchas bodegas y cooperativas han llevado a cabo a lo largo de este año y que va más allá de la misma producción, afectando a parámetros cuantitativos, como el de rendimientos, pero también a inversiones en equipos analíticos que diferencien cualitativamente el fruto y favorezcan la vinificación por separado dependiendo de las calidades.
Ahora habrá que confiar en que no solo esto sea lo que hayamos aprendido, sino que también tengamos la suficiente frialdad para estudiar lo que ha pasado con los mercados, cómo han reaccionado los precios a los diferentes volúmenes de vino ofertados y cómo se han comportado las exportaciones en volumen y valor.
Con más o menos fortuna, parece que la cosecha del “siglo” la vamos colocando, que aquella medida extraordinaria de retirada de un volumen considerable de cosecha del mercado ha dejado de ser necesaria en cuanto se estableció el procedimiento por el que se llevaría a cabo. Incluso se ha conseguido que el sector cuente con una organización interprofesional que permita abordar la recuperación del consumo en el mercado interno, incluso quién sabe, si la posible elaboración de un plan que establezca producciones y utilizaciones acorde a una estrategia común encaminada a valorizar nuestros productos generando marca.
Igual nos estamos haciendo mayores y hemos acabado entendiendo que no estamos solos y que los mercados son extraordinariamente permeables como para andar por ahí a pecho descubierto.
La publicación de las primeras tablillas (ver información de vendimias), hecha por Vinartis y Félix Solís en Valdepeñas recoge una cotización diferente entre aquellas uvas con más de trece grados y menos; así como una rebaja sustancial con respecto a las del pasado año.