Hay temas que por más recurrentes que puedan parecer, siguen siendo de gran importancia para el desarrollo del sector. Sin duda, uno de ellos es el relativo al consumo interno que tenemos y los pocos esfuerzos que desde los colectivos implicados se hacen por darle una solución satisfactoria.
Llevamos años lamentándonos de que el consumo cae, que la única alternativa para nuestro sector es la exportación y que cada vez más nuestras bodegas e instituciones le dan la espalda al mercado interior y a sus consumidores.
Porque si resulta que la salida de la crisis va a estar en el turismo, las exportaciones y los compradores de vivienda en España van a ser los extranjeros ¿qué somos los españoles? Mano de obra barata para mejorar la productividad de las multinacionales y producir barato para poder vender fuera. Es posible que este sea el modelo que queremos de país. Desde luego en él encaja perfectamente que todas nuestras aspiraciones sean seguir exportando y hacerlo (¡menos mal!) cada vez con mayor valor añadido. Pero me parece una pobre aspiración.
Yo, desde luego, preferiría que nuestros jóvenes, altamente cualificados no se formaran aquí con nuestros impuestos y luego produjeran en otros países. Que nuestras empresas produjeran productos con alto valor añadido, que el turismo de interior creciese y las viviendas recuperasen parte del valor perdido por el aumento de la demanda interna. Pero, sobre todo, que nuestros vinos no fueran ese producto del que abastecerse a bajo precio con el que resultar más competitivos en los mercados internacionales.
Y para todo ello son necesarias muchas cosas, desde luego muchísimas más de las que yo soy capaz ni tan si quiera de imaginar, pero sobre todo hay una que es básica: la voluntad de querer hacerlo.
Salvador: Qué gusto leerte siempre. Pero hoy me has emocionado. Y es que presiento -tal vez por plena sintonía- que has escrito con tu sangre. «la voluntad de querer hacerlo». Las letras aún palpitan. Gracias!
Iñigo Crespo