Con la publicación de la Resolución C49 de fecha 23 de diciembre de 2013, se convierte en mención obligatoria en el etiquetado de todos los productos vínicos definidos por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) argentino, y para todas las capacidades, y tipos de envases; el isologo, leyenda o código QR, “Vino Argentino Bebida Nacional”. Entre tanto, en España seguimos abordando los mercados nacionales con imágenes regionales, protagonizadas por las Comunidades Autónomas o Indicaciones Geográficas Protegidas que escasamente son conocidas por los consumidores. Coincidiendo en exposiciones internacionales con aquellas que participan agrupadas bajo el pabellón nacional de Vinos de España.
A pesar de ello, el mercado exterior sigue siendo nuestra “tabla de salvación” y la única forma que tienen nuestras bodegas de darle salida a una producción que llega a quintuplicar el volumen que demandamos en el mercado interior y que se sitúa por debajo de los diez millones de hectolitros, cifrando el consumo per cápita en los veinte litros.
Otro claro ejemplo de esta unidad de mercado que nos caracteriza y esa visión a largo plazo para atraer a los consumidores hacia los vinos españoles, la podríamos encontrar en la Conferencia Sectorial de Agricultura, en cuya última reunión, celebrada el pasado lunes, se procedió a la “distribución” autonómica de los 128,5 millones de euros de fondos que procedentes de la Unión Europea que llegarán a España durante el 2014 para la reestructuración y reconversión del viñedo dentro del Programa de Apoyo Nacional.
Medida que junto a la otra gran decisión adoptada, la asignación de 5.510 derechos de plantación (hectáreas) procedentes de la reserva nacional y a solicitud de las Comunidades Autónomas, sin duda ayudará a nuestro sector a ser más competitivo.
El problema de todo esto está en que producir más está muy bien, es más, es necesario si queremos ser competitivos; pero lo que aumentamos en producción luego hay que venderlo de más. Y visto cómo evoluciona el consumo interno, solo la entrada en nuevos países y la consolidación de los mercados ya existentes, parecen ser capaces de solucionarnos el problema de excedentes que estamos generando.