Aunque un tanto en desuso, no hay duda de que la sangría forma parte de nuestra forma de vida, de nuestras costumbres y de que se trata de un producto típicamente español. El reconocimiento por parte del Parlamento Europeo limitando el uso del término “sangría” a la bebida elaborada en España y Portugal así lo reconoce y obligará al resto de productores europeos a envasar esta bebida bajo el epígrafe “bebida aromatizada a base de vino”.
Para poder valorar en su justa medida la importancia de este reconocimiento, convendría recordar que en el panel de consumo elaborado por el Magrama la de las bebidas elaboradas con vino es la única categoría que presenta un crecimiento constante desde que en el año 2008 comenzaron a publicarse sus datos de manera independiente.
Tampoco convendría olvidar que es una excelente puerta de entrada al consumo de vino, ya que su carácter afrutado y de baja graduación permite acercarse de una forma mucho más desenfadada al mundo del vino, sin aquellos complejos que parecen pesar en muchos consumidores a la hora de elegir un vino y que parecen obligarle a “entender”.
Y para aquellos que consideren que es una bebida que incita al alcoholismo entre los jóvenes, baste con decirles que estos consumen igual esta bebida, con indicación o no, y que, en la mayoría aplastante de los casos, optan por bebidas de mucha mayor graduación alcohólica.
Pero si importante resulta ofrecer al consumidor los productos convenientemente identificados y etiquetados, no lo es menos preservar el medioambiente y dejarles una herencia a nuestros hijos mejor de la que hemos recibido de nuestros padres. Especialmente sensibilizadas, las bodegas españolas han puesto en marcha una iniciativa que persigue reducir el consumo de agua, uso de fertilizantes y pesticidas, reducir y reutilizar los residuos generados, minimizar el consumo de energía, así como la integración de energías renovables; con el fin de mejorar la eficiencia y sostenibilidad de sus procesos productivos.
Aquellas bodegas que cumplan con los requisitos de sostenibilidad establecidos en el proyecto europeo ECO-Prowine, que así se llama, podrán acceder a la utilización de la etiqueta de sostenibilidad.