Los últimos indicadores económicos publicados coinciden en señalar, de forma unánime, que la economía española ha comenzado a recuperarse. De momento, de una forma tan débil que no es aconsejable lanzar las campanas al vuelo, sobre todo porque nos puede volver a pasar lo del 2010; que cuando nos las veíamos muy felices, volvimos a caer en la recesión, y de forma más acusada.
No obstante, los expertos son coincidentes en apuntar que las circunstancias de un momento y otro son muy diferentes y que esta vez sí parecen existir claros síntomas de recuperación. Es más, incluso los hay que se atreven con el consumo interno, último eslabón de la cadena de la recuperación que nos debiera llevar a la reducción del desempleo; viendo, ya en este trimestre, datos alentadores en este sentido.
Desde el sector vitivinícola se vio la cosecha 2012/13 como una gran oportunidad de equilibrar las disponibilidades. Unas existencias iniciales notablemente inferiores a las de años anteriores, 28,48 Mhl frente los 32,96 de la anterior o los 35,12 de la 10/11, y una cosecha que mantenía la tendencia decreciente iniciada en la campaña 2006/07 y que apenas alcanzaba los 35,78 Mhl de vino y mosto. Se reducían las disponibilidades en más de cuatro millones sobre la inmediata anterior y en ocho y medio sobre la 10/11.
Pues, aún con todo y con eso, el paso de los días desde que se iniciara la campaña no ha dejado de ir dándonos sorpresas. Las existencias iniciales de esta campaña, no solo no han sido inferiores, tal y como era previsible dado el bajo volumen con la que la iniciamos y lo reducido de la producción, sino que han aumentado en casi un millón de hectolitros. La cosecha que se pensaba estaría sobre los cuarenta y cinco millones, superará los cincuenta muy probablemente. Y los precios, aunque casi a la mitad de los de hace un año, aguantan como pueden.