Les aseguro que mi último comentario sobre la demora con la que aparecen las estadísticas en nuestro país no ha tenido nada que ver con la publicación, el pasado lunes 15, por parte del Fega de las declaraciones de producción de la campaña 2012/13. Me gustaría decir que sí, que desde el Ministerio se nos lee (algo que sí podemos afirmar con rotundidad) y se nos escucha (lo que sin duda estaría mucho más cerca de la soberbia que de la realidad). Pero no, esto no ha sido más que una pura coincidencia que nos permite disponer de una cifra que va más allá de rumores y comentarios.
¿Sirve de mucho a estas alturas de campaña tener el “primer” dato oficial de la cosecha que se inició el 1 de agosto (hace ocho meses y medio)?
A esa pregunta mejor no voy a responder y si hay alguien a quien desde el Ministerio escuchen, o desde las comunidades autónomas, o delegaciones de agricultura, que también ellos tienen una buen parte de responsabilidad en este tema; pues si quiere hacerlo, que lo haga. Que exijan de una vez disponer de información fidedigna y actualizada de la situación de las cosechas que les permita planificar campañas y establecer precios acordes al mercado.
El caso es que la cosecha ha sido de 30.391.216,14 hectolitros de vino y 3.850.011,87 de mosto; lo que representa una pérdida con respecto a la declaración del año anterior del 6,37% y 18,77% respectivamente. Merma que, sin duda importante, no explicaría por sí misma el aumento que experimentaron los precios de las uvas que se incrementaban día a día, de los mostos o de los vinos. Para lo que tendríamos que considerar otros factores, a mi entender mucho más importantes, como serían lo sucedido con las cosechas de los países de nuestro entorno en aquellos momentos o los del hemisferio sur en estas últimas semanas.
¿Qué va a pasar a partir de ahora? Pues, muy posiblemente, lo mismo que si no hubiésemos tenido esta información hasta dentro de un tiempo. Que el sector irá amoldando sus cotizaciones a las condiciones del mercado e intentará aliviar parte de las pérdidas que cotizaciones anteriores, imposibles de repercutir en los productos envasados, les han obligado a soportar en sus estrechos márgenes.
Ya que mucho más importante que lo que ésta sucediendo en nuestro país, o incluso en los países de nuestro entorno geográfico, es lo que está ocurriendo en Argentina o Chile, donde los precios de las uvas han caído una media del 30% en Argentina y del 23% en Chile. Pero más destacable resulta el precio de sus vinos que van desde los 2,71 €/hgdo del vino País, a los 5,09 €/hgdo de los Cabernet Sauvignon, los 4,44 €/hgdo de los Semillón o los 3,05 €/hgdo de los tintos genéricos.
Cotizaciones que podrían ayudar a entender mejor lo que está sucediendo con los precios de nuestros vinos y el cumplimiento de los contratos: unos cayendo y otros viéndose incumplidos. Pues aunque preguntadas las bodegas no son tantos los plazos de retirada y pago que no están viéndose satisfechos; y menos todavía las partidas que restan en las bodegas disponibles para su venta, la sensación que tiene, al menos una parte de la demanda, es que esta situación puede estar sosteniéndose de una forma artificial y que, más tarde o temprano, las cotizaciones deberán ir al entorno de los cuatro euros por hectogrado para el tinto y sobre los cuatro cincuenta para los blancos. Precios que ya en alguna operación es posible encontrar, pero que, de momento, sigue resultando conveniente no dar por generalizados.
Sin duda, habrá que esperar próximos acontecimiento y estar muy pendiente del mercado, ya que se avecinan tiempos en los que nos tengamos que arrepentir de algunas cosas que nos han hecho perder mercado externo sin ganar valor. Aunque, de momento, el precio unitario del vino haya crecido de manera espectacular.