Después de todos los años que llevamos mirando al mercado exterior como única tabla de salvación de la economía vitivinícola, no puede sorprendernos que sea la exportación, o mejor dicho, la notable mejoría de nuestra balanza comercial, la que esté suponiendo un halo de esperanza en esta maltrecha situación económica que nos está tocando sobrellevar.
No obstante, convendría no olvidar, aunque solo fuera por la prudencia con la que deben tomarse todas las noticias relacionadas con la economía (la macro y la micro, pero especialmente la macro), que hay pequeños detalles que no debemos pasar por alto. Por ejemplo: la productividad. Que dicho así está muy bien pero que de una forma mucho más burda podríamos definir como unos precios más bajos.
Si no, y de nuevo tomando como ejemplo a nuestro sector, miremos lo que sucede cuando los precios crecen. Parece que, de repente, se pierde toda esa mejora en la productividad que nos ha llevado a conquistar mercados y darle salida a nuestra producción.
Sabemos, aunque para eso no hacía falta reconversiones bancarias o tasas de desempleo históricas, que para que los mercados funcionen lo que debe existir, por encima de todo, es equilibrio entre la oferta y la demanda, que disponibilidades por encima de utilidades, como le gusta definir a la Unión Europea en su balance, provocan caída en los precios.
Pero no podemos olvidar que ha sido precisamente esta sobreproducción la que nos ha permitido a las bodegas españolas aumentar exponencialmente nuestras exportaciones y llegar a mercados que de otra manera no hubiésemos alcanzado jamás. Y lo digo así de tajantemente porque cuando hemos incrementado los precios como consecuencia de una menor disponibilidad no hemos tardado ni una campaña en perder tasas espectaculares en algunos productos y destinos.
Está demostrado científicamente que un mayor precio genera en el consumidor una mayor percepción de la calidad en el producto. Entonces, si queremos aprovechar las oportunidades que nos presenta el mercado, está bastante claro cuál debe ser la línea a seguir por nuestras bodegas. ¿Lo estamos haciendo?