Perder dos millones quinientos mil hectolitros, el equivalente al 9,6% del volumen exportado durante el 2012, podría parecer una mala noticia. Peor todavía, si tenemos en cuenta que el mercado exterior es el único que se muestra capaz de tirar de nuestro sector y en el que se encuentra una parte muy importante de nuestras posibilidades de supervivencia.
Pero claro, si tenemos en cuenta que una buena parte de esta pérdida la podemos achacar al aumento de los precios, que han crecido un 22,8%, pasando del 0,96€/litro al 1,18€/litro; esto explicaría en buena medida lo sucedido. Mucho mejor lo haría, si en lugar de fijarnos en el precio de todos los productos (incluidos mostos y vinagres) lo hiciéramos con los vinos sin denominación de origen protegida y comercializados a granel. Los que presentan tasas de crecimiento en el precio medio al que han sido exportados del 36,3%, llegando hasta el 40,5% en el caso de los blancos, fijándose en 0,45 y 0,42 euros por litro, respectivamente. Incremento nada desdeñable si tenemos en cuenta que esta categoría de vinos representa el 39,89% del total vitivinícola exportado (el 45,27% si se tiene en cuenta solo a los vinos), prácticamente duplicando a la segunda categoría en importancia que son los vinos, también sin indicación de origen protegida, pero envasados.
A aquellos a los que, aún con todo, esto no les fuera suficiente, les diré que tanto los vinos envasados presentan incrementos en volumen del 10,0% y 6,4%, según hablemos de vinos con D.O.P. o sin ella y que son los graneles los que mayores tasas negativas presentan (-20,3% sin D.O.P. y -8,4% para aquellos que sí que la poseen), junto los mostos que también caen un 23,4%.
Mucha cifra para acabar concluyendo que nuestras bodegas están haciendo los deberes. Están mejorando la comercialización de nuestros productos y consiguiendo que la imagen y los precios de nuestros vinos mejore y se granjee la fidelización del consumidor. Aunque todavía tengamos mucho, mucho camino por recorrer y nos quede una impresionante cantidad de vino por mejorar su valor añadido.
Pero cuidado que, con todo y con eso, seguimos teniendo una producción de treinta y cuatro millones de hectolitros en esta última campaña, según el último avance publicado por el Magrama, un potencial de producción claramente por encima de los cuarenta millones y nuestro consumo interno no alcanza, ni en el mejor de sus sueños, los nueve millones de hectolitros. Así es que, las cuentas están claras, veintitrés que hemos exportado y nueve, son treinta y dos, que, más los vinos para la quema y el consumo de mosto interno, explican que hayamos vaciado nuestras bodegas. Pero esos son todos nuestros poderes. ¿Qué haremos cuando produzcamos cuarenta y nos sobren seis?