Constituida la Interprofesional del Vino de España (OIVE), solo podemos felicitarnos y confiar en que se ponga a andar de inmediato. Son muchos los temas que afectan al sector vitivinícola español en su conjunto y la unión puede resultar muy beneficiosa para todos.
El mero hecho de que uno de los principales objetivos de los socios fundadores (Asaja, COAG, UPA, Cooperativas y FEV) haya sido, desde las primeras reuniones que mantuvieron, la urgencia de centrarse en la recuperación del consumo en España dice mucho de estas organizaciones profesionales y de las posibilidades de que acaben obteniendo algún resultado positivo que contribuya a mejorar la cadena de valor del sector en nuestro país.
La Interprofesional no lo va a solucionar todo, lo sabemos y no lo deberíamos olvidar cuando vengan mal dadas, pero puede ayudar mucho a asumir, de una vez por todas, una estrategia común, objetivos y medidas concretas que vayan en esta dirección.
Sus objetivos podrían haber sido otros, los socios fundadores y representados con voz y voto, también. Pero son los que son y, ahora lo único que resta es ponerse a trabajar y pedir de sus miembros la suficiente generosidad en la consideración de aquellas cuestiones que surjan de una Comisión Consultiva compuesta por las Denominaciones de Origen, y elaboradores de alcoholes, mostos y vinagres; que deberían tener mucho que decir de cara a establecer una verdadera planificación de la producción. Aspirar a eliminar excedentes y recuperar el consumo interno está muy bien, pero es utópico en estos momentos. Organizar la producción para establecer criterios de producción, calidad y precio diferentes según su utilización, una posibilidad que se me antoja necesaria para eliminar posibles tensiones en el mercado que creen tiranteces que pongan en peligro su futuro o, en el mejor de los casos, dificulte la consecución de sus objetivos; es una misión complicada y que requerirá de una cierta estabilidad para poder ser abordada, pero que no deberían perder de vista.
Incorporar la vendimia en verde al proyecto de RD del Programa Nacional de Apoyo 2014-18 está muy bien y resulta incomprensible que no lo haya estado hasta ahora. Pero su aplicación será previa solicitud justificada de una o varias comunidades autónomas para el caso de que se produzcan desequilibrios de mercado, y eso antes del quince de mayo, fecha en la que finaliza el plazo para la solicitud de aplicación de la medida. Lo que requiere un preciso conocimiento del que, hasta ahora, en la elaboración de previsiones de cosecha, no ha hecho gala ni el sector, ni las administraciones. Así como una mínima planificación por parte del conjunto del sector de lo que se necesita.
Luego, sí a la vendimia en verde, como también sí a la reestructuración y reconversión del viñedo; pero con algo más de eficiencia de la que hemos demostrado hasta ahora con la aplicación de los millones y millones de euros que hemos recibido para adaptar nuestra producción al mercado (principal objetivo de los PNA) y que, hasta el momento, tan solo ha servido para aumentar rendimientos y perder cierta personalidad en nuestros vinos con la plantación de unas pocas variedades que, básicamente, solo han servido para crear excedentes. Cuestión que pretende corregirse con la introducción de limitaciones en los rendimientos.
Estas medidas vendrán a unirse a otras como la posibilidad de financiar la replantación de viñedos en caso de arranque obligatorio producido por motivos sanitarios o fitosanitarios. La nueva de innovación con ayudas a las inversiones en intangibles; promoción en países terceros para la que no se permitirá que haya ningún beneficiario con más de un tres por ciento del presupuesto previsto para esta medida; eliminación de subproductos e inversiones.