Un sector alicaído necesitado de alicientes

Sin apenas cambios sobre el anteproyecto, más allá de pequeños matices, como que se permita la publicidad de aquellas bebidas fermentadas con graduación inferior a 0,5% o “recomendar” que no se utilice la leyenda “consumo responsable” o “consumo moderado”; el Consejo de Ministros del pasado martes 11 de marzo daba luz verde a la tramitación de la Ley de prevención del consumo de bebidas alcohólicas y sus efectos en menores de edad. Con ella pretende hacer frente al problema de consumo de alcohol entre nuestros jóvenes, que según la última encuesta ESTUDES de 2023, señala que tres de cuatro adolescentes entre 14 y 18 años han bebido alcohol en el último año y algo más de la mitad en el último mes. Así como “desterrar de nuestro imaginario la idea de puede haber beneficios en un consumo moderado”. “No es verdad. No aporta ningún beneficio y, mucho menos, en los menores”, tal y como manifestó la ministra de Sanidad, Mónica García.

En otro orden de cosas, ya se conoce el proyecto de reglamento de medidas para el sector del vino de la UE elaborado por el Comisario Hansen cuya propuesta reglamentaria se presentará a que principios de abril y en la que, todo parece indicar, se recogerán gran parte de las recomendaciones presentadas el pasado 16 de diciembre por el Grupo de Alto Nivel (GAN) con el objetivo de potenciar la competitividad de los viticultores europeos, en especial las Denominaciones de Origen. Con las que aliviar a un sector fuertemente consternado por la evolución del consumo y el mercado, así como por las amenazas arancelarias.

Entre las medidas se encontraría la ampliación de 5 a 8 años de los derechos de plantación y replantación. La eliminación de las penalizaciones administrativas por las replantaciones no ejecutadas. La posibilidad de que los Estados Miembros puedan cofinanciar las destilaciones, arranque o vendimia en verde, hasta en un 20%. Permitir a las organizaciones de productores la adopción de normas encaminadas a mejorar la posición de los viticultores en la cadena de valor. O que los Estados establezcan límites a los rendimientos y medidas de gestión de las existencias.

Mantiene su apuesta por los vinos desalcoholizados, total o parcialmente; comprometiéndose a mejorar la comprensión de los consumidores mediante la utilización de términos como “cero alcohol” para contenido no superior al 0,1% vol.; “sin alcohol” si el contenido no sobrepasa el 0,5% vol. y “bajo contenido en alcohol” si superara ese medio grado. Abriéndolo a vinos espumosos o aromatizados. Así como por la armonización europea de la etiqueta electrónica o el desarrollo del enoturismo.

Un buen ejemplo de esta situación sectorial la podríamos encontrar en el porcentaje de ejecución del presupuesto asignado mediante los fondos de la Intervención Sectorial (ISV) y que ha sido en el ejercicio 2024 (periodo comprendido entre el 16 de octubre de 2023 y el 15 de octubre de 2024) de 202,15 M€, de los que 23,29 M€ se quedaron sin ejecutar (11,52%).

Si bien, a este importe cabría añadir 17,92 M€ gastados correspondientes al ejercicio anterior, lo que elevaría el total de lo ejecutado a 196,8M€, que todavía se sitúa por debajo del importe anual asignado.

Bajo este panorama, es posible asegurar que el sector está apesadumbrado por la situación coyuntural que está viviendo. Lo que no resulta tan sencillo es medir las consecuencias estructurales que esta situación acabe teniendo.

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